25 noviembre 2006

Nubes



La retina sonora de Claude Debussy se posaba con frecuencia en dos lienzos: el del agua y el del cielo, espacios dinámicos donde apreciar a la perfección las fluctuaciones de la luz y los cambios atmosféricos para asombro y placer del observador impresionista.

"Nubes" abre un tríptico orquestal compuesto entre 1897 y 1899 sobre una idea que se remontaba hasta 1892, cuando Debussy proyectó la composición de un concierto para violín destinado a Eugène Ysaÿe, virtuoso instrumentista. La orquestación de los tres movimientos del concierto obedecía a un plan destinado, en palabras del propio Debussy, a experimentar "con las diferentes combinaciones que pueden obtenerse a partir de un solo color, como un estudio en gris en pintura". Así, el primer movimiento estaba orquestado para cuerdas, el segundo para vientos, y el tercero para la unión de ambos. Pero el proceso creativo de Debussy también era cambiante e imprevisible y el proyecto inicial se transformó en el tríptico orquestal al que hace alusión el comienzo de este párrafo.

Los compases iniciales de "Nubes" son un brevísimo "Tratado de la Preciosidad" que se sustenta en cuatro pilares:

1. Hay un motivo inicial cuya inmediata repetición representa el aparente estatismo de las formaciones nubosas ante nuestros ojos:



2. Decimos bien: estatismo aparente, puesto que en el tercer compás se deslizan una serie de cromatismos descendentes que sugieren la progresiva deformación de la masa nubosa.

Que la representación tonal de las nubes en el lienzo de la partitura esté a cargo exclusivamente de instrumentos de viento es una muestra del detallismo debussyano que no hay que dejar pasar desapercibido.

3. Aproximadamente en el segundo 16 de la audición (el enlace para escuchar el fragmento aparece al final del post) aparece súbitamente el oboe para trazar un arabesco de sabor exótico, orientalizante. Sugiere la sorpresa que nos produce la adivinación, mediante una ilusión óptica que todos hemos experimentado alguna vez, de una forma de contornos reconocibles silueteada en vapor. La nitidez del oboe está, por tanto, justificada y aporta un instante de concreción a la vaguedad del conjunto: es el equivalente al clarificador rastro del dibujo en una estética donde los contornos escasean en favor de la masa de colores.

4. El Impresionismo busca poner de relieve la cualidad dinámica de la realidad. En el segundo 22 ocurre algo singular: por primera vez se dejan oir las cuerdas haciendo sonar un acorde prolongado y agudo. Representa la aparición de un halo de luz solar prendiendo el contorno de las nubes:



Y en otro instante de sutileza debussyana digno de mención, dicho acorde también va a experimentar un cambio tan leve como significativo: el acorde menor formado por las notas (mi)-sol-si se transforma súbita y delicadamente en Mayor (segundo 27) por lo que la luminosidad se incrementa. Quizá un rayo de luz solar haya conseguido abrirse camino entre el algodón de vapor contrayendo nuestras pupilas:



(A mí me ocurre eso cuando se alumbra este pasaje)

Click para escuchar. Mp3, 453 k.

5 Comments:

Blogger mujer-florero said...

Mariano muchas gracias por este regalo tan exquisito. Me parece que estoy en un aula en Castel Ruiz
en 97/98, aquellas tardes llenas de magia.

8:46 p. m.  
Blogger emejota said...

Qué sorpresa leerte, Maribel! Me había dicho un pajarito que te asomabas por aquí y me hizo mucha ilusión.

Aquellas tardes, sí, cómo pasa el tiempo, verdad? Lo recuerdo todo con mucho cariño: la nieve fuera mientras dentro sonaba "La Flauta Mágica", la contemplación del Mar a través de los ojos de Debussy, el lamento profundo de Purcell (Remember me, remember me...), los cuentos de "Mamá Oca" de Ravel la víspera de Navidad, el aula en penumbra y Mompou sonando al piano a la luz de la lamparita... Todos los rostros. Y las risas. Y las emociones. Cómo olvidarlo.

Un abrazo muy fuerte, Maribel.

1:33 p. m.  
Blogger mujer-florero said...

Y la muerte en mitad del camino
¿De quien es?

Un abrazo amigo mio.

1:48 p. m.  
Blogger emejota said...

Es nuestra también, Maribel. La muerte en mitad del camino fue el silencio hondo en el compás de la partitura.

Un abrazo.

12:53 a. m.  
Blogger El cuenta cosas said...

Jo Mariano, sabes que voy recopilando todos estos post que vas publicando no? He sentido algo similar, es mas, la textura y el color de las nubes... a mi se me insinuaban como las nubes que puedes ver en un amanecer cuando el sol se va asomando y finalmente las perfora provocando una mezcla de cromatismos purpureos, azules, naranjas y blancos (y alguno mas seguro). Recuerda que tenemos doble sesion en el puente, no lo olvides! ;)

Un abrazo

7:06 p. m.  

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