20 junio 2005

Pulsación

Glenn Gould grabando las Variaciones Goldberg en Nueva York en 1955

Dice Charles Rosen -tan agudo como siempre- que la disposición tradicional del teclado en teclas blancas y negras ha influído en el desarrollo de la historia de la armonía dado que la mayoría de los compositores han utilizado el piano para componer. La observación -y su posterior argumentación- me ha llamado mucho la atención.

Rosen nos invita a que echemos un vistazo al repertorio para darnos cuenta de que el teclado parece estar más capacitado para la música escrita hasta un cierto momento -mitad del siglo XIX, aproximadamente- y a partir de entonces parece volverse más "incómodo". La mayoría de las obras hasta finales del siglo XVIII comienzan con tonalidades que utilizan principalmente teclas blancas; hace falta adentrarse en ellas y alcanzar las secciones modulatorias o de desarrollo para encontrar una topografía más abrupta. Y aún va más lejos: "Tocando una melodía en Do Mayor se tiene en las manos una sensación muy diferente de si se toca en Fa sostenido Mayor. Estamos físicamente en un mundo diferente".

Esto es especialmente interesante porque, de esta manera, Rosen amplía el papel de la modulación como elemento de tensión dramática hasta alcanzar el ámbito de lo tangible: la tensión armónica propia del desarrollo modulatorio -el nudo argumental de las obras, para que nos entendamos- no sólo es percibida por el oído sino también por los tendones y los músculos de las manos del intérprete. "Esto representa la edad clásica dorada de la música para piano occidental, cuando la concepción, la escucha y la pulsación cooperan todas conjuntamente. La síntesis de la experiencia táctil, auditiva e intelectual sería difícil de repetir".

Este me parece un asunto lo suficientemente atractivo como para volver a él en el futuro.


5 Comments:

Blogger Antonio Bricio-Hernández said...

Esto es especialmente cierto con el estudio Op10 Nº1 de Chopin...

También es diferente cuando se toca en Re sostenido menor y en Do sostenido menor (mis tonalidades favoritas) pues en el teclado se alcanza una comodidad muy especial.

10:12 p. m.  
Blogger emejota said...

Rosen suele citar con frecuencia lo que sucede en el desarrollo del primer tiempo del concierto para piano Nº 27 de Mozart cuando el tema, en Si bemol Mayor, suena, inesperadamente, en si menor. La fuerza expresiva del instante es indudable y demuestra que puede haber un abismo de distancia en un minúsculo semitono.

11:53 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Limitando el hecho a una persona en vez de a l ahistoria musical, cabría relacionar, entonces, la capacidad compositiva de un autor con su calidad como pianista.

3:54 p. m.  
Blogger emejota said...

Más bien pondría en juego la musicalidad del pianista (sea compositor o no), que no siempre se corresponde a sus capacidades técnicas.

Interesante observación, Ferre.

Saludos.

5:03 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Descubrí a este señor hará unas tres semanas en el canal Arte. Un sábado. Fue curiosísimo, tuve una sensación extraña a la vez que familiar y cómo no me acordé del norte y de su idea -persecución- silencio absoluto...

He vuelto aquí porque así fue como lo ví. Como lo reconocí.

8:04 p. m.  

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