30 diciembre 2005

Recuerdo

A principios del pasado verano, fui a casa de Javier Romé a pedirle la mano. En realidad, ya puestos, le pedí las dos, que es lo que necesitaba para poner en marcha el proyecto Ravel. En pocos segundos me dio el "sí quiero" ante la sonrisa de Mila, su mujer, y lo volvió a decir tras decirle que lo pensara bien y recordarle que 8 de mis 10 dedos tienen prótesis y que 6 no funcionan. De paso, dejé caer lo de las chocolatinas, y que tuviera en cuenta el "factor temblor", él ya sabe qué es eso, lo ha vivido muchas veces, y de que en mi porción de partitura no iba a aparecer ninguna anotación porque me despistan los números y yo la música la siento por el tacto y de otra manera las cuentas no me salen. Le dije eso y un par de pequeñas manías más. "No importa", dijo él. "Pues tú verás", dije yo. "Menuda pareja", sentenció Mila levantándose para salir al jardín. Desde ese mismo instante, iniciamos una estrecha convivencia armoniosa, eso sí, en régimen de separación de bienes: esta parte del teclado para ti, esta parte para mí; este "fa" me lo quedo yo, este "sol" te lo puedes llevar, que no tengo sitio.

Durante todo este tiempo hemos vivido juntos una experiencia que nos ha enriquecido mutuamente. Hemos trabajado mucho y muy duro pero también hemos disfrutado muchísimo. En la foto de arriba, que pongo aquí a modo de recuerdo, la lamparita ilumina el sendero que debemos recorrer hasta el corazón de las historias de Ravel. Esa es la parte visible, la que regalamos ayer a todos con todo el corazón. Lo que ocurrió en la trastienda, con sus momentos hilarantes y su espacio para que afloraran las emociones, queda para nosotros, intacto, para siempre.

4 Comments:

Blogger Magda Díaz Morales said...

Siempre lo que ocurre en la trastienda es... ¿incomunicable?

Que bella sonrisa tiene el señor Javier Romé, me gusta, se le percibe una persona muy agradable.

Como me gustaría escucharlos... en fin, dicen que "Dios no cumple antojos ni endereza jorobados", asi que solamente me imagino la magia.

1:55 a. m.  
Blogger emejota said...

No, en absoluto. Pero es un lugar donde los decorados y los ropajes se acumulan desordenadamente dando un aspecto poco presentable ;) Ahora en serio, es interesante que hayas uilizado la palabra "incomunicable" porque en la trastienda ocurre una comunicación profunda que muchas veces no precisa de palabras ni de explicaciones. De ahí la dificultad de su transmisión al exterior (al menos, para mí es difícil)

El señor Romé es una bella persona, no lo dudes. Para mí es un pilar fundamental. La foto se la debemos a Raquel, usuaria de este blog y, mira por dónde, sobrina del señor Romé. En la foto se aprecia la dificultad de mi cuello para girarse a los lados. Es incomodísimo. Detalles como ese no se aprecian por escrito.

Un abrazo

3:22 a. m.  
Blogger Magda Díaz Morales said...

Mariano, cuando tengas tiempo, no importa cuando ¿podrías hacer el favor de explicarme que es el "contrapunto" en música?

Existe en literatura ¿será igual?

7:51 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias por enseñarnos las fotos; he seguido atentamente el relato de los ensayos y creo que hasta he sentido el cosquilleo en el estómago por los nervios antes de vuestro concierto. Sería estupendo que hubieses grabado un trocito para escucharlo. Un abrazote.

6:53 p. m.  

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