06 enero 2006

Reyes

A mí los Reyes Magos no me gustan nada. Pero nada. Desde que de pequeñito descubrí a Papá Noel me agarré con fuerza a sus barbas y ahí sigo, trabajando por la causa. El atractivo de Papá Noel está en su invisivilidad y lo que pierde a los Reyes es precisamente lo contrario, su presencia explícita, que anula todo misterio. Es como comparar lo que se esconde tras las delicadas insinuaciones de Tourneur con las burdas imágenes de Paul Naschy, por poner un ejemplo que igual no pega mucho en este post, vale, pero es que alguna vez tenía que sacar lo de Naschy, chico.

¿Ilusión? Si, toda la del mundo. ¿Juguetes para los niños? Por supuesto, y ojalá que ninguno se quedara esta noche sin uno al menos. Pero a ver si empezamos por cuidar los detalles y las atmósferas porque lo que no tiene nombre es la deplorable estética de las cabalgatas de una ciudad de provincias como la mía, ese espeluznante espectáculo de carnaval cutre hecho de papel de plata y pelucones de cotillón montados sobre camiones o tractores donde estos tipos tienen su trono. Y entre uno y otro, que me explique alguien qué coño (con perdón) pintan unos gaiteros, unas majorettes, los muñecos de la tele, los dantzaris y la banda municipal tocando un villancico a ritmo de pasodoble. Sólo falta que aparezcan los perfusivos y ya hay que huir despavoridos al exilio. Menuda ensalada.

Todo esto lo refiero de oído, claro, porque de unos años a esta parte me niego a asomarme a la ventana bajo la cual tengo la desgracia de que pasen con pasmosa lentitud, por lo que visualizo la estampa de manera sonora. Concedamos, por tanto, el beneficio de la duda a que ya no salgan las majorettes (principales responsables en su día de mi voluntario absentismo definitivo del evento junto a alguna ofensa más a la sensibilidad de la cual ya sólo conservo un eco rancio) y de que a alguna mente creativa se le haya ocurrido una idea de buen gusto. Pero dónde está aquí la magia, a ver. Dicen que la ilusión de los niños les hace ciegos a la fatal evidencia. Pues yo debí ser un niño muy rarito, porque siempre miré a los Reyes Magos con profundo recelo y desagrado. Además, los niños de ahora son demasiado listos, lo que pasa que se callan para disimular y asegurarse la Playstation, que ya se ha convertido en juguete básico de la infancia usurpando el lugar que en su día ocupó, ingenuamente, la Magia Borrás, el Cine-Exín y los Juegos Reunidos Geyper. Y para colmo luego te enteras de que los reyes no son los padres, sino las madres (al menos, así lo asegura mi amigo Rafael). Me da a mí que este trío tiene poco futuro pero ellos verán.


15 Comments:

Blogger Unknown said...

Ya sabes que esta vez no vamos a estar de acuerdo. A mi el Señor Noel no me dice nada de nada (prefiero al esqueleto Jack). Sin embargo los Reyes...pos oye que me sigue haciendo mucha ilusión. Al margen de cabalgatas y demás que mira...te doy la razón. Es la ilusión de que tres personajes vengan a tu casa a concederte un deseo. Es la fantasía no la imagen real (o no) que nos enseñan cada 5 de enero

11:58 a. m.  
Blogger emejota said...

Eso es, Raquel: es la fantasía. A mí de pequeño el rey Melchor me dio un caramelo Sugus y ese detalle tonto (no te rías) me descolocó: en el Oriente de fantasía hay caramelos Sugus, los mismos del quiosco de al lado (pensé). Ese cuadradito de caramelo blando me abrió los ojos. El sugus era de los azules, por cierto.

¿Te han traído muchas cosas??

1:10 p. m.  
Blogger Unknown said...

Sí me han dejado cositas para ir preparando la cocina y tomarnos un café. Te llamaré desde la ventana :P Aunque el regalo que yo quería no ha podido venir...

¿Y a ti?
Un beso

P.D ultimamente me falla la conexión y mi rinconcito va un poco despacio...

2:55 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

El Cine-Exín, ese sí que era un juguete.
Feliz año, emejota.

7:19 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues yo de Reyes Magos de siempre, oigan. Que son tres y puedes pedirles más cosas. Y además tienen dromedarios, que molan más que los renos de narices rojas (será por la escandalosa ingesta de alcohol, digo yo). Y también carteros reales, que es un puesto con título molón donde los haya, nada de elfos esclavizados. Jejeje.

En cuanto a las cabalgatas, es cierto, eso ya es otra cosa. Lo del Sugus tiene su aquél, pero sobre todo para tratar de que no te den con ellos en toda la cabeza (que es cuando uno se acuerda de las reinas madres, los grandes visires y los cuñados de los mayordomos de palacio). Lo de lso tractores arrastrando carrocillas no queda muy bien, no.

Y os dejo, que tengo que colocar los regalos que SS.MM. me han traído, porque yo, aunque no lo parezca, al final soy muy pero que muy bueniño.

Yo soy de otro Exin, el Exin Castillos, que hacíamos los amigos pacientemente para luego destrozarlo lanzándole cosas. Aaaah, el ciclo de la creción y la destruccción :-P

8:58 p. m.  
Blogger emejota said...

Rachel: me han traído muy poca cosa, chica, pero qué podía esperar diciendo lo que voy diciendo de ellos por ahí ;)

P.D: ya veo que va despacio tu rincón; nos hemos quedado suspendidos en ese "continuará" como en un calderón...

9:49 p. m.  
Blogger emejota said...

Dí que sí, causal. Es lo más cercano a una experiencia Lumiere-Melies que hemos podido tener (por la duración de las peliculitas, la manivela y esas cosas)

¿Te has pedido a los reyes el "Fanny y Alexander" de 4 discos que acaba de salir por estos lares? Versión cine y versión tv más complementos. De lo más completito.

Feliz año

9:52 p. m.  
Blogger emejota said...

Qué sorpresa más agradable, Muskarias. Bienvenida! Tengo que grabarte un día en audio lo de los curas que volaban y lo pongo aquí en mp3 porque tanto a la que hace las tortillas de patata como a tí hay que oiros contar las cosas :)

Acabo de releer el párrafo anterior y entre los curas que volaban y la que nos hace las tortillas de patata parece todo muy surrealista. Pero la realidad supera la ficción. Que me disculpen, sin embargo, los lectores pero es que todavía falta añadir otro elemento: ¿ya has conseguido subir al desván o la posadera sigue poniendo pegas??

:)

Feliz año, Muskarias. Y un abrazo fuerte.

9:59 p. m.  
Blogger emejota said...

Ferre: a mí lo que más me gustaba del Exín-Castillos era el fantasma. Me intrigaba muchísimo. Mi infancia es una colección de objetos insignificantes: el sugus azul, el fantasma del exin-castillos... Exin, digo, en fín.

Por cierto, ¿te tocó jugar al exin-west?

Y lo más importante, ¿qué fue de Exín??

Un abrazo.

10:05 p. m.  
Blogger Magda Díaz Morales said...

Entonces creo que los gringos saben hacer bien las cosas ;)

4:48 a. m.  
Blogger emejota said...

Pues entonces me alegro mucho por los niños de allí, Magda.

Un abrazo

3:04 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Jo, tíos, qué modernos sois. Yo soy de la época del plumier de dos pisos y de las pinturas Alpino.

Abrazos.

Tim

5:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Emejota: ¿Exin-West? ¡¿Pero qué "ej ezo"?! Me lo perdí, grrrrrrrrr.

Tim: Plumier de dos pisos... ¡ricachón! :-P

Jugueteros saludos a todos

11:30 p. m.  
Blogger emejota said...

Bienvenido de nuevo, Tim! Yo también tuve las pinturas Alpino aunque también las Plastidecor, y mis afectos se repartían entre el olor suave de la madera y el trazo sonoro de las Alpino (¿dibujaría Robert Walser con ellas miniaturas microscópicas?) y la textura plástica y el trazo resbaladizo de las otras. Todo un dilema.

1:52 a. m.  
Blogger emejota said...

Ferre: pues como el exin-castillos pero en lugar de levantar torreones pues levantabas un Saloon. Lo recuerdo con menos gracia, quizá porque le faltaba la figurita del fantasma.

Saludos

1:55 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home