Amantes
Hay planos y secuencias que valen una película entera. Y eso es lo que sucede en el interior de "Regreso a Moira", de Mateo Gil, tv-movie de la serie "Películas para no dormir" coordinada por Narciso Ibáñez Serrador, una rareza fílmica que, para sorpresa de los propios directores implicados en el proyecto, acaba de ver la luz exlusivamente en la modalidad de alquiler y luego ya veremos (Telecinco manda).
A mí este género me da bastante miedo y no precisamente el tipo de miedo que pretende. Me da pereza, a veces me produce cierto sonrojo y casi siempre tiro la toalla a los pocos minutos. La experiencia suele ser terrible, por eso digo lo del miedo. Pero en "Regreso a Moira" sale de protagonista Juan José Ballesta y sabido es sobradamente que Ballesta ocupa un lugar destacado en este Norte imaginario cuya brújula siempre señala al duende. Ballesta no es un actor: es un asombro de la cámara. Y posee una cualidad añadida en la que no se ha reparado: algo suscita en quien comparte plano con él, ya sea colega de pandilla, rollete de un rato o novia, sea quien sea, consiguiendo sacar de ellos lo mejor.
En "Regreso a Moira", Tomás, escritor de éxito que ha vivido los últimos cuarenta años en el extranjero, vuelve a su pueblo natal tras haber recibido una carta de tarot que aviva en él el recuerdo de Moira, la misteriosa mujer de la que se enamoró siendo un adolescente y que marcó su vida para siempre.
Sí, hay planos y secuencias que valen una película entera. Aquí es la turbadora seducción que Moira ejerce sobre el joven Tomás la que nos pone los pelos de punta. ¿Cómo interpretar la irresistible mirada de Natalia Millán -espléndida en su papel- entregada a la tarea de curar las heridas del joven Tomás en una escena de una intensidad memorable? Lo que nos perturba es la ambivalencia, porque la mano que cura la herida quizá tenga que dolerla para conseguirlo. Hermosa metáfora de la pasión a la que asistimos sobrecogidos.
Observemos a Moira mientras limpia la herida con un paño húmedo cuyo contacto escuece: ¿hay en esa sonrisa algo de provocación, una advertencia (te haré sufrir) o un derretirse en ternuras (no sufras, mi niño)?.
Observemos al joven Tomás: ¿vemos en él la mirada embelesada de un incauto en manos de una mujer que es considerada la encarnación del mal por toda la comunidad o el aplomo de un hombre que toma conciencia de sí mismo y desea entregarse incondicional y apasionadamente a esta misteriosa mujer?
La totalidad de las escenas entre Natalia Millán y Juanjo Ballesta hacen saltar chispas.
Una vez iniciado en los placeres del sexo, la misteriosa Moira susurra al joven Tomás: "Yo soy la rueca con que se hila tu destino, soy el ovillo que se devana y la tijera con que se corta. Soy tu casa, tu felicidad y tu desdicha. Soy la parte que te toca. Hagas lo que hagas, estés donde estés, aunque no puedas verme, no podrás renunciar a mí".
Y realmente es difícil renunciar a las intensas emociones que provoca en el espectador la prodigiosa interpretación de estos actores enduendados convertidos en amantes reunidos por el destino.
6 Comments:
Me auto-comento ;)
Precisamente hoy se estrena el último trabajo de Ballesta y, según fuentes de toda confianza, la cosa promete. La carrera de Ballesta está muy bien dirigida por el productor José Antonio Félez quien, para un cambio radical de registro, ha confiado la dirección de la película, "Cabeza de perro", a la persona adecuada: Santi Amodeo ("Astronautas")
Estaremos atentos.
Hola Mariano
En cuanto que pueda me cojo la película, las fotos me han parecido una pasada.........vamos que la quiero ver yaaaaaaaaaaaaaaaaa, jajaja. Hay que ver qué miradas, la verdad que dejan sin respiración y sin habla.......pero realmente ahí las palabras poco pueden decir porque los ojos lo dicen todo.
Gracias por presentarnos esa peli que realmente tiene buena pinta!!!!!!!!!!
Un abrazo
WOLAS!! k wapo lo k eskribes siempre del Juanjo. Tas enlazao en mogollon de foros jejejeje. Le conoces o k???
SITOS
RUTH
Hola Ruth: conocerlo? Qué va, mujer. Pero la verdad es que es muy curioso esto de Internet: ayer me llamaron para decirme que a Ballesta ya le ha llegado lo de que "no es un actor: es un asombro de la cámara" y que el chaval lo había agradecido mucho.
(no hay de qué)
;)
Un abrazo
Hola Marta:
Sí, la secuencia es todo miradas. Natalia Millán está insuperable, maravillosa, se sale. Y parte de "culpa" la tiene Ballesta, no lo dudes ;)
Un abrazo
Hay miradas que son imborrables e irrepetibles.
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