17 mayo 2007

Alfombras

La abuela tropezó y se cayó al suelo y todo por no pisar la alfombra.

Estaba cosiendo en la galería, al sol de la tarde, rodeada de sus macetas y con la virgen de no sé cuántos ahí al fondo y se levantó para ir a la cocina. Pero al pasar por el cuarto de la tele, esa tele que sólo ve las noticias y al hombre del tiempo, la abuela no quiso pisar la alfombra, dice que para no manchar, y pasó por el estrechísimo pasillo que hay entre el borde de la alfombra y uno de esos muebles de madera robusta que sólo tienen cabida en casa de las abuelas y que lo acaparan todo, de punta a punta de la pared, quedándose para ellos la tele, y las fotos, y las figuras, y los libros, y las copas, y los cajones de la parte izquierda, y los cajones de la parte derecha. Y pasó la abuela por el espacio estrecho poniendo un pie delante del otro como si estuviera pasando por la cuerda floja y fuera funambulista, y todo por la manía de no pisar la alfombra. Pero cuando se tienen noventaitantos años no se pueden hacer muchos funambulismos, mira si no, ves, se pierde el equilibrio y golpe aquí, en la sien, que a ver si se nos desabuela la abuela.

La abuela se cayó y se le puso un ojo que, a su lado, Rocky Balboa tras un combate de boxeo parece la Barbie Princesa. Y todos dijeron: vaya golpe. Y ella dijo: qué mala pata. Y yo pregunté por teléfono: habla? Pero ya había dicho ella lo de qué mala pata así que hablaba, sí. Raudos vinieron el médico y la enfermera y el uno dijo vaya golpe y la otra dijo vaya golpe. A esas alturas estaba claro que el golpe era de vaya golpe. Y el médico le preguntaba que cómo se llamaba y todo eso por si la cabeza se le había vuelto del revés pero la abuela decía que para qué había ido tanta gente, y que qué frío estaba el hielo que le habían puesto, jo. Y el médico resolvió finalmente que estaba bien (pero que vaya golpe) aunque mejor si se la llevaban al hospital (jo, decía la abuela de fondo) por la zona del golpe, y la edad, y por si acaso; en definitiva, que le hicieran una foto de la cabeza por dentro no vaya a ser que.

Y llegó la abuela al hospital y había uno que se había dado otro golpe con la moto y fueron los de las motos a ver qué pasaba. Los de las motos deben ir siempre en plural. Y en la sala de espera de Urgencias estaba la abuela sentada enmedio de unos tipos enormes con trajes de cuero y bigotes estrambóticos y cadenas gordas por el cuello y estando ahí enmedio la abuela parecía más pequeña todavía pero también parecía colega de los de las motos aunque sin casco, ni cueros, ni bigote; cadena sí, mira, eso sí, pero gorda no y de alguna virgen, seguro, quizá la misma virgen que está en la galería con las macetas de flores y las cosas de coser. Varias veces al año la abuela lava las ropas de la virgen y un día fue a su casa una visita y la visita le preguntó qué haces y ella respondió que lavarle las bragas a la virgen. Resulta que la virgen lleva bragas como la Nancy, a saber cómo explicará la mística este detalle de las bragas.

A la abuela le llamaron para hacerle un scanner y el médico miró la imagen. Seguro que en esa imagen del cerebro de la abuela está grabada la frase: pero cuánnntos adelantos, Dios mío, jo! Te lo digo yo que seguro que dice eso la imagen. También dice que todo está en su sitio, eso lo dice el médico que es el que lo tiene que decir, y menos mal que lo dice, pero que vaya golpe, mujer.

A la abuela le hemos quitado las alfombras.


4 Comments:

Blogger Unknown said...

menos mal que sólo ha sido un vaya golpe.

Que susto, jo

8:14 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

pero qué bien escribes, jo ...dido
:D

12:32 p. m.  
Blogger Miguel Cane said...

Un beso grande a la abuela y un abrazo fuerte para ti.

¿Cómo estás?

Abrazos desde Finisterre

9:45 p. m.  
Blogger emejota said...

Estoy a síncopas, Miguel, como decimos los músicos. De momento espero al martes a ver qué dicen porque el martes creo que algo dirán.

Un abrazo.

7:28 p. m.  

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