25 mayo 2007

Elecciones (III)

Promesas.
Todo el santo día la megafonía de los coches electorales pregonando promesas o diciendo que hoy a las ocho y media viene fulanito a dar un mitin. Me dicen que en este serial prima más la estética que la ética. También me dicen que ven en ello una coña a posta. Hombre, pues claro a lo primero y claro a lo segundo, o sea, claro dos veces. Cuando la ética escasea hay que aferrarse a la estética; además, un serial tiene que dar buena imagen y, por otra parte, ya sabemos de mi inclinación hacia los detalles nimios. Por ejemplo: lo del santo día con la megafonía de los coches. Yo no sé si la gente escuchará realmente lo que pregonan o si lo oirán como un rumor que pasa fugazmente. Pero la cuestión es: ¿realmente no había otras voces? ¿Es posible que el aparato publicitario de los partidos no haya dado con una voz que sepa vocalizar, entonar, qué se yo, cualquier cosa que no parezca una locución digna de alguien que ha sacado un Máster en Comunicación en el Instituto Móngol?

De todas formas, la estética (siempre importante) no anula por completo a la ética (que es todavía más importante aunque muchos políticos no se enteren). Yo sí escucho lo que dicen. Hasta reflexiono sobre ello, fíjate. Ahora, por ejemplo, hace nada, cinco minutos o así, ha pasado uno de esos coches/voz prometiendo acortar las listas de espera en la sanidad, agilizar los trámites administrativos mediante el uso de Internet y hasta ha dicho (lo he apuntado literalmente porque ya digo que acaba de pasar) que "ha llegado la hora de invertir en el capital humano". Pues muy bien. Lo que pasa es que quien lo dice es el partido que lleva la friolera de doce años en el ayuntamiento y entonces oir lo de las listas de espera y sobre todo lo de que ha llegado la hora de lo que sea suena como obsceno. Hace falta valor: ha llegado la hora. No te jode, después de doce años...

En esta serie de capítulos, el productor ejecutivo cuida mucho el ser ecuánime. Eso quiere decir que hay reparto para ambos lados, el derecho y el izquierdo. Los señores de la derecha son los que llevan doce años y ahora nos salen con éstas; pero los señores de la izquierda, todo sea dicho, han cometido (en mi modesta opinión) un error logístico justo justo en la culminación de una campaña que surgió como algo original: proponer a los ciudadanos que señalaran en el mapa de la ciudad que figuraba en una página web los puntos negros que veían en la misma (en la ciudad, no en la página web). El mapa está lleno de cardenales, o de lunares; yo no puse ninguno porque hubiera puesto uno de un diametro tal que ocuparía la ciudad entera y entonces habría eclipsado la posibilidad de poner otros puntos más chiquititos porque el negro sobre el negro pues no se nota. Hay colores que los pones sobre otros y se convierten en otro distinto y eso es muy curioso.

A lo que voy.

Pues la cosa enganchó a la ciudadanía y vino acompañada de unos clips de vídeo donde los propios ciudadanos se animaban a escenificar y denunciar esos puntos negros, que si el asunto del tráfico, que si el pavimento defectuoso de las calles... Y los clips de vídeo terminaban con la cara del ciudadano en cuestión llena de puntitos negros, como si le hubiera salido un sarpullido o la varicela pero de pegatina. El problema de esa serie ha sido el capítulo final (ay, los desenlaces, qué peligro tienen) porque lo que sale en el capítulo final son todos esos ciudadanos con la varicela de pegatina por la cara acudiendo al consultorio del candidato y éste extiende lo que parecen ser recetas de médico y, oye, el sarpullido de los ciudadanos desaparece. Y no sé, desprende un tufillo en plan rollo mesiánico que resulta demasiado previsible (e inverosímil). No sé cómo lo verá la audiencia. El share lo reflejará.

Confiemos en que si el señor de la izquierda releva al señor de la derecha no tarde otros doce años en decirnos por megafonía que ha llegado la hora de hacer algo por nosotros. Amén.


1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

capital humano, santa cleopatra!!!. carecen de credibilidad

12:58 a. m.  

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