27 mayo 2007

Elecciones (V)

Votaciones.

A mí me gusta ir a votar a las tres y media o así porque no hay nadie o hay casi nadie y es más rápido. Lo de votar a mí me atolondra bastante por varios motivos que no tengo pudor en confesar: el primero es mi conocido pavor a la autoridad. Me pasa como a Hitchcock, la autoridad (sobre todo uniformada) me asusta. No es que no le tenga respeto, es justamente lo contrario, le tengo un respeto tal que su mera presencia me paraliza. Por qué será, ni idea. A veces he pensado que es una reminiscencia infantil de mi traumática estancia en un colegio de monjas. Iba pensando en encontrarme con hermanitas de la caridad y lo que encontré fue una tropa de Generales de mandíbula cuadrada. Volviendo al tema, es que vas a entrar al colegio electoral y te encuentras a ese policía y mira que es tontería, eh? pero ya me empequeñezco. Yo trato de ser natural y me propongo decirle buenas tardes pero lo que me sale siempre, a lo sumo, es hola, buenas tardes y, sin embargo, el policía responde con un holabuenastardes enérgico y sin espacio en blanco, dicho como en línea recta que hace que baje la cabeza como si yo fuera culpable de algo.

Luego viene lo de las cabinas. Es que entras en ese espacio reducido y te ves todos esos casilleros con los papeles llenos de nombres impresos vencidos hacia tí que parecen decir a mí, a mí, y eso agobia un poco. La cortina esa de atrás también agobia porque conocido es también que a mí los probadores de ropa me dan mucha tristeza y eso es como un probador de ropa pero con mucha gente dentro escrita en unos papeles. Muy raro.

Luego la votación en sí (aunque a veces haya que votar "no"). Eso de que un señor se ponga solemnemente de pie, y te coja el DNI y diga solemnemente: EMEJOTA y solemnemente sostenga en sus manos el sobre blanco y el sobre naranja, y con algo de ritual sagrado retire de las urnas las hojas de papel que custodian las ranuras de la parte superior desde las que caerán tus sobres para juntarse con otros y que grite un VOTA más solemne todavía mientras tú te dices (pero este tío no es el vecino del sexto??) pues todo eso a mí me descoloca. Me siento como Mister Bean, una vez más, y en momentos así echo de menos aferrarme al osito de peluche.

Pero luego viene lo más importante: el lugar.

Mi colegio electoral fue mi colegio de parvulario. Una construcción que en los 70 era moderna pero que ahora parece un local de los de la serie "Cuéntame", con el añadido de que cuando empezaron los 80 ya estaba abandonado. Así que imagina. Bueno pues en ese mismo local, austero y sin aditivos, en esa misma estancia, presencié una tarde lluviosa de algún invierno lejano un episodio que marcó mi infancia: una sesión de magia. Y cuando me hice mayor y vi los ojos de pasmo de Ana Torrent fijos en la improvisada pantalla de cine donde se proyecta "Frankenstein" en aquel frío y triste local en "El espíritu de la colmena" le di las gracias infinitas a Víctor Erice por ponerle imagen tan precisa y preciosa al recuerdo. Porque en la infancia las impresiones son así.

La tarde que nos llevaron a ver magia mientras afuera llovía a jarros y dentro hacía mucho frío y nuestras manos olían a plastilina y la sala estaba a oscuras y la señorita Aurora estaba a un lado de pie con los brazos cruzados y nos miraba con un el índice puesto en la boca para decirnos ssst me llevé una de las impresiones más grandes de mi vida. Porque a pocos metros había un señor vestido de negro que de un sombrero de copa negro sacaba kilómetros de cintas de colores, y convertía una varita mágica en un ramo de flores, y vertía leche en una jarra y luego la derramaba al suelo y resulta que lo que salía de la jarra era una lluvia de confetis y todos decíamos ahhh, y de un pañuelo (nada por aquí, nada por allá) salía de repente una paloma blanca asustada que sobrevolaba nuestras cabezas asustadas (ssst, ssst, decía la señorita Aurora). Aquella tarde salí del colegio en un estado de trance, como si hubiera presenciado un milagro.

Y al día siguiente, el mago se murió.

Era el hermano de un niño compañero nuestro, ese era el truco, que hasta los magos tienen truco, parece que son magos pero luego va y no. Y este mago cuando no hacía magia con aquel traje negro como de Conde Drácula se convertía en una persona sin poderes maravillosos que trabajaba en una fábrica de algo y ese algo debía quemar porque se quemó. Y a mí me impresionó mucho todo junto.

Cuando entro al colegio electoral que fue mi parvulario, a la estancia abandonada donde los señores que custodian las urnas medio dormitan a esas horas tempranas de la tarde bajo la luz de unos tubos fluorescentes un poco mustios, siento una impresión extraña. Porque el espacio asignado a la urnas ocupa sólo la mitad de la estancia y la mirada se me va a ese fondo en penumbra donde aquella tarde de lluvia y olor a plastilina en las manos el mago que se murió obró prodigios.

(súmalo todo y ahora entenderás que haya tardado un rato en darme cuenta de que estabas allí sentada, sonriéndome)


6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

es incleible como la memoria retiene partes de nuestra vida que parecen insignificantes y olvida grandes acontecimientos, tienes una memoria prodigiosa pero algo trite, melancolica y ensimismada, lastima que yo no tenga recuerdos de ningun tipo tiene que ser bonito tener recuerdos de cuando se era pequeño... Besos con aires de Sur

9:51 p. m.  
Blogger emejota said...

Hola Eva,

la memoria retiene esas partes porque parece que son insignificantes, pero no lo son. No creo que tenga una memoria prodigiosa, lo que pasa es que lo mío es como de abuelo: que me acuerdo más de lo lejano que de lo cercano (!)

Es bonito tener recuerdos si esos recuerdos son bonitos, que de todo hay.

Besos con aire Norte pero Norte Norte, que a mí el calor me agobia que no veas.

12:41 a. m.  
Blogger Unknown said...

(será toooodo eso entonces)


Yo pensé que ibas tan concentrado que no veías nada más

8:17 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Suerte la tuya que había cabina, en el colegio donde yo fuí a votar ni cabina ni na, todo al aire, así te enterabas de lo que votaba el vecino y viceversa.
Desde que se que me controlas por las mañanas estoy mas tranquila.
Intuyo que se mascó la tragedia ayer con el Barsa.
Un abrazo

1:34 p. m.  
Blogger emejota said...

(lo es, Raquel, toooodo eso)

(y lo otro también)

No veía nada más pero no iba concentrado. Una cosa rara, vamos.

11:40 p. m.  
Blogger emejota said...

te enterabas de lo del vecino, muskarias?? qué morbo!

(el del barça no mascó la tortilla, con eso te lo digo todo)

Un abrazo

11:48 p. m.  

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