22 noviembre 2005

Luces

Esta noche los operarios municipales han colocado las luces de Navidad. Hubo un tiempo en que yo vivía ese momento como un acontecimiento emocionante. En el silencio de la noche, oías el discreto rumor del motor de una camioneta detenida y de unas voces sigilosas muy cerca de tu ventana. Yo me deslizaba de la cama al balcón y, oculto entre las cortinas, aprovechando el resquicio abierto entre ellas, les veía aferrar al balcón el extremo de una guirnalda de bombillas apagadas. En aquella operación había un momento mágico: el instante en que los operarios probaban la instalación y la calle oscura y silenciosa se iluminaba, momentáneamente, de destellos amarillos y rojos en forma de estrellas y campanas. Luego bajaban la escalera mecánica y la furgoneta se desplazaba unos metros más allá para proseguir su trabajo en otros balcones. A la mañana siguiente, la calle amanecía prendida de bombillas que la atravesaban de acera a acera preludiando la Navidad.

A mí esta mañana me ha dado una tristeza horrorosa la indiferencia con la que las he contemplado.


14 Comments:

Anonymous Anónimo said...

porque la indiferencia ?

por tener tu edad no significa que ya no creas en la navidad, al contrario es ahora cuando debemos enseñar a los niños lo bonito que es esta temporada. no hay que mostrar indiferencia.

saludos y pienso que quiza ye levantaste un poco triste y eso es todo.

mexico.

4:26 p. m.  
Blogger emejota said...

Hola:

yo es que soy una persona paradójica: hay a quien le pone triste la Nochebuena, pues a mí lo que me pone triste es la noche de fin de año. Y estos días sí me he levantado triste pero fíjate que hoy precisamente he amanecido con el espíritu revitalizado... pero no he podido evitar el pensamiento nostálgico al asomarme a la ventana.

A lo mejor mi indiferencia tiene que ver algo o mucho con la nostalgia. La navidad, como el verano, es un punto lejano en el horizonte de nuestras infancias (vamos, creo yo)

Un saludo cordial

4:34 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Lo malo de las Navidades, por lo menos en España, es que duran dos semanas, con lo que resultan eternas y agotadoras. Y eso que no cuento con los prolegómenos (que veo que en algún sitio ya han comenzado a verse). Eso y que yo tengo menos espíritu navideño que Scrooge, como gruñón de pura cepa que soy.

5:52 p. m.  
Blogger emejota said...

¿eres gruñón, ferre? no había visto ese rasgo por escrito, me había quedado con tu punto Hindemith y un sentido de fina ironía al estilo británico...

:)

(Yo soy muy navideño, o lo era, qué lío)

6:34 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cuando se pierde la magia y la inocencia que conlleva, todo se acaba. Como quien descubre el truco del mago. Se fueron los Reyes Magos y llega el Corte Inglés. ¡Qué pena!

7:17 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

pues a mi la Navidad me gusta mucho, precisamente por estos detalles como los que describes y que poco a poco nos van haciendo caer en cuenta que ya llega la Navidad.

Y con esta época de fiestas van llegando a mi dos cosas:
-La sensibilidad que la mayoría de las personas muestran, como una gran humanidad y sensibilidad hacia los demás, una gran hermandad y amistad; como si fueramos mágicos y celestiales. Por lo menos en esta época, por lo menos aunque sea ficticia. Y a pesar de los refunfuñones que a su manera también lo expresan.
- Y lo segundo, es que comienza un año nuevo, con todo y sus 365 días, 365 nuevas oportunidades de imaginar, crear y desarrollar cosas grandes y de éxito. (ya sea en el amor, en lo profesional, familar, etc... en cualquier ámbito)

7:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Jo, tío, qué envidia me das al pensar así. A mí es que la purpurina me da alergia. Y la sensibilidad postiza que imponen las fechas me produce urticaria. Pero tengo que confesar que también soy un adicto a la sonrisa de cartonpiedra y a los buenos modales. Esto sólo es un desahogo para compartir con los decepcionados.

7:31 p. m.  
Blogger Josep Peig said...

A mi me sigue entrando un hormigueo especial en el estomago cuando comienza el ambiente navideño. Es una huella de la infancia que no desaparece nunca.

De hecho, me encanta pasear en solitario por la ciudad y respirar todo ese ambiente, los regalos en los escaparates, la música navideña, las lucecitas...

10:23 p. m.  
Blogger Unknown said...

Las luces de navidad me sorprendieron hace unos días. Salí de la escuela y de repente habían invadido la calle y qué quereis que os diga voy a ejercer de Señor Scrooge. Me ponen triste, MUY TRISTE. CAda vez me gusta menos la Navidad. Tal vez porque pareec que obligatoriamente hay que estar felices. Y que decir de la nochevieja UUUF es la peor noche del año. me deprime. Así que os deseo lo mejor para esas fiestas pero yo preferiría ir a la ciudad de Halloween con Jack

10:56 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Como tienes a tus sobrinos, emejota, la Navidad seguirá siendo linda. Ya no es la propia ilusión, sino la ilusión de los peques (o cómo la propia ilusión se convierte en la ilusión por verles ilusionados),y la vida que sigue su curso.
Un beso.

11:00 p. m.  
Blogger emejota said...

Todos tenéis algo que comparto: sí, tengo a mis sobrinos, pero yo he hecho toda la vida de "ilusionista" de la Navidad a grandes y pequeños: a Rafael le llega cada mañana del 24 de Diciembre su enigma musical para que lo descifre de madrugada; a Peter Pan una caja grande con una tarjeta que dice "No abrir hasta medianoche". Y así.

Comparto lo del hormigueo, José, pero hay años que te pilla fuera de juego; y fflaquis, a mí me gustaría que la gente se portara "navideñamente" también un 6 de Junio, o un 12 de Noviembre, por ejemplo.

Y lo de la pérdida de la inocencia: según Barrie, los dos años son el principio del fin. En el fondo yo creo que sigo siendo bastante inocente, por eso me pone triste la indiferencia con que esta mañana he mirado esas bombillas apagadas.

Y la Nochevieja. Creía que era la única persona del mundo a quien le entra un bajón horroroso esa noche tan alegre y mira por dónde que me sales con esas, Raquel. Dios los cría y ellos se juntan...

:)

1:43 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

la Navidad como ritual religioso, no me gusta, pero las espero con entusiasmo,simplemente por el hecho de tener sobremesas con amigos y familiares,de pensar con que puedo sorprender a la gente que quiero( no necesariamente regalos caros )los juegos de mesa, los paseos entre la niebla,...... en fín días diferentes.

12:08 p. m.  
Blogger Unknown said...

Al final creo que mi problema es que no me gusta todo lo que rodea a la Navidad. Todo el negocio que se ha montado... como tantas otras fechas que suponen dejar caer dinero a mansalva. estoy de acuerdo contigo Mariano, el espíritu Navideño debería existir todo el año. Tal vez necesitemos que nos opngan unos días para recordarnos que hay que salir de la rutina.... No sé, me siento mal poniendo esto entre tanto entusiasmo navideño pero es lo que siento.

Yo pensaba que sabías lo de mi fobia a la nochevieja Mariano :-o.
Pues sí, la odio. Sólo la disfruté el año pasado porque estaba muuuuuuuy lejos, en un sitio donde nadie la celebraba y hasta la eché de menos fíjate tú. Este año espero huir de nuevo o encontrar una opción que me haga despertarme en el nuevo año sin enterarme. Qué difícil ¿no?

Un beso a todos los habituales

1:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Querido mariano, desde que las angulas se pusieron por las nubes y fueron sustituidas por las gulas, la navidad no es lo mismo...
Un abrazo

3:55 p. m.  

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