Colores
Yo lo veía todo negro hasta que Basilio Astulez irrumpió con su coro de colores en la pantalla del televisor y, desde entonces, me reservo el último rato del día para disfrutar con ellos. Supe de su existencia las pasadas navidades gracias a mis amigos Izaskun y Alain, que me regalaron un dvd grabado el pasado octubre en el Palacio Euskalduna de Bilbao con la música de los alumnos de la Escuela-Conservatorio de Leioa. A ver qué te parece, me dijeron, y cuando puse el dvd por la noche me encontré con la sorpresa de colorines.
Ocurre que empieza el concierto y lo primero que aparece es la Coral de chavales de Astulez interpretando tres obras nada convencionales: algo oriental, algo africano (quizá), todo mágico. La puesta en escena tampoco es convencional, y no sólo por el despliegue de colores sino porque los chavales mueven sus cuerpos siguiendo una coreografía irresistible al compás de lo que sale de sus gargantas, voces primorosamente formadas. Y el resultado te hipnotiza. Que me lo digan a mí: es "culpa" de Basilio Astulez que, todavía, no haya podido ver el resto del concierto, pero es que me pongo delante de la pantalla, a oscuras, en ese momento en el que te relajas tras el ajetreo del día y me dejo llevar por esas tres breves piezas de las que ya conozco de memoria todos sus detalles: las evoluciones de las melodías, los hermosos contrapuntos que juguetean con ellas, el movimiento de los cuerpos, el solo de piano prodigioso que brota de las manos de la joven pianista en un paréntesis de la obra japonesa, la alegría de las palmas, las sonrisas de satisfacción de los rostros. Y vuelta a empezar desde el principio para disfrutar de las tres piezas, por enésima vez.
Es evidente que nadie como Astulez es consciente de lo que tiene delante de sí: haber conseguido el compromiso y la entrega a la exigente disciplina del trabajo por parte de un grupo de chicos y chicas en edad adolescente no es cosa fácil. Y ha aprovechado la feliz ocasión para extraer, canalizar y modelar sabiamente el enorme potencial de esa energía juvenil, que en escena requiere una dirección mínima, una indicación ocasional ahora, un gesto discreto después, porque el trabajo de conjuntar armonía y disciplina está perfectamente hecho de antemano. Para conseguir todo eso se requiere algo más que talento, trabajo y voluntad: se requiere afecto. Hay en esos rostros tanto respeto como admiración hacia Astulez, y emana de ellos la confianza y la soltura de quien se encuentra inmerso en el disfrute propio que se entrega e integra felizmente en el conjunto. Y eso trasciende el escenario poderosamente y lleva el colorido al corazón del oyente que a duras penas puede resistirse a sumarse a esa exhibición de gozo. Porque la principal lección que nos dan los chicos y chicas de Astulez es, fundamentalmente, esa: recordarnos que la música es, ante todo y sobre todo, gozo. Puro, maravilloso y reconfortante gozo. Qué preciosidad.
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5 Comments:
He estado hoy viéndoles y oyéndoles, y son la leche!!!
Si teneis la oportunidad no lo dudeis.
Hola, ¿donde puedo conseguir este dvd?, he encontrado uno en la página web del sello "diverdi", pero no se si es ese.
gracias
Hola, Sergio:
el de Diverdi es el trabajo más completo. Si se te ha abierto el apetito por Kantika no lo dudes: ese es tu disco. Tienes una reseña en este blog sobre ese trabajo en el post del 17 de Enero de 2007.
Un abrazo
GRACIAS por descubrirme a este grupo. MUCHAS GRACIAS y un abrazo muy fuerte!!
Astulez reinventa la música Coral con una puesta en escena impresionante.Se les ve, se les oye y se les siente. Recomendable en todos los sentidos
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