15 mayo 2006

Programa

Hoy hace 15 años que dí mi último concierto de piano como solista. El tiempo pasa volando. Tengo el programa de mano delante de mí y mientras lo recorría con la vista ha pasado por mi cabeza, en un instante, todo lo acontecido aquel día. Preparé a conciencia ese programa a sabiendas de que iba a ser el último y eso introdujo un factor psicológico añadido que, sin duda, empapó cada una de las interpretaciones, aunque el público no fuera consciente de la intención que impulsaba cada pulsación. Pero yo fui consciente de cada uno de los segundos de ese recital, descontando compases al mismo tiempo que algo por dentro se ponía en íntima comunicación con todos y cada uno de los presentes. Fue una de las experiencias más intensas y hermosas de mi vida.

Visto hoy en día, me sorprende comprobar que después de tantos años tocaría lo mismo, con la salvedad de que de las obras entonces seleccionadas sólo podría ser capaz de tocar en su integridad una. Lo habitual es que un instrumentista vaya ampliando repertorio: yo lo he ido reduciendo. Está claro que soy un caso atípico. Federico Mompou y Claude Debussy compartieron la primera parte del concierto, y Wolfgang Amadeus Mozart ocupó él solito la segunda.

Conservo intacto el "sabor" táctil de "La catedral sumergida", de Claude Debussy y gracias a ese registro mental puedo volver a sentir mis manos plenamente desplegadas y los tendones tensionados para abarcar los imponentes acordes que resuenan en el corazón de esta pintura tonal. Hay gente de mi entorno que asistió a ese concierto y que no ha vuelto a hablar de él desde que mis manos empezaron a no poder delinear la planta de esa catedral, o el trazo libre de un arabesco. Supongo que lo hacen por prudencia, aunque para mí no supuso un trauma afrontar que debería conformarme con dibujar cositas sencillas. Eso sí: el día que perdí el uso de mis manos sólo lamenté haber perdido un acorde que existe, fugaz, en el interior de "la Isla alegre" de Debussy. Desde entonces lo intuyo desde la orilla.


2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hola! Me alegro leerte. Ayer me fue casi triste a casa al no ver post con fecha del 15. Pero ahora, despues de una clase bonita, lo encuentro. Esta comunicacion con los demas a traves de la musica, que describes hoy, es algo que te es propio, en la musica como en la escritura. Por lo menos a este nivel. Otros escriben o cantan o tocan para ellos solos, y se nota, y se pierde su musica entre elpunto de salida y el punto de llegada...
Hoy he comprado un diccionario de castellano para mejorarme! Pero se nota que no lo tengo conmigo!
Voy a intentar escribirte una carta con papel y tinta desde casa.
Si lo consigo, te lo diré en un mensaje.
Te deseo dias azules, aunque aqui, tambien lluve. Un abrazo.

5:58 p. m.  
Blogger emejota said...

Hola Lucienne! Precisamente esa necesidad de comunicación me llevó a descubrir que hablando también podía "interpretar" la música. Hay una curiosa coincidencia temporal entre la pérdida de las manos y comenzar a hablar en público sobre música que pienso que contribuyó a atenuar el golpe (a pesar de que no encuentro en el diccionario palabras que expliquen el acorde fugaz de la Isla de Debussy).

Te expresas muy bien en castellano, no te preocupe lo del diccionario (de todas formas, mira a ver si el tuyo tiene la palabra justa para expresar lo de Debussy; el mío no, desde luego)

Me hará mucha ilusión recibir una carta con papel y tinta; de hecho, si te pasas por el archivo del blog y lees el post publicado el 21 de Agosto pasado comprenderás la razón. Muchas gracias.

Te deseo también días azules (llueva o no llueva). Un abrazo.

2:08 a. m.  

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