20 mayo 2006

Retorno

Ya estoy de vuelta, al menos de momento. Estoy atravesando un pequeño episodio depresivo que no me pilla de nuevo pero no por eso debo descuidar. En esta ocasión no encuentro una causa clara que lo justifique y eso es algo que me intriga, aunque no me inquieta. En el fondo me siento tranquilo, aunque con los vaivenes típicos de una situación así. Ayer llamé a una psicóloga en la que tengo mucha confianza y me encontré sin quererlo con un gag de Woody Allen: resulta que la psicóloga también está mal, lo cual es el colmo. No digo que los psicólogos no puedan estar malos, los pobres, pero también es casualidad, coño. A mí es que este tipo de cosas me pasan. Siempre. Yo lo siento por la psicóloga (su mal es físico) pero, en fin, permítaseme el egoismo, lo siento sobre todo por mí.

Por teléfono me preguntó si le podía decir por encima de qué se trataba y yo le dije que esa era el problema: que no sé realmente de qué se trata, pero que las emociones se me disparan, inesperadamente, ante detalles cotidianos y que siento el peso de una profunda tristeza cuya causa no acierto a encontrar. Es como si me sintiera de duelo pero sin duelo, no sé si me explico. Ella me dijo con su voz pausada y tranquilizadora que me explicaba perfectamente y me recomendó recurrir a un colega dado que se encontraba en cama. Yo le respondí que si me encontraba peor lo haría pero le pedí que cuando se recupere que me llame. Lo haré, no te preocupes. Gracias. De nada, hombre. Click. A veces algo te dice por dentro cuáles son las manos más adecuadas en las que ponerte.

Ayer me quedé sin palabras. Hoy no. Y me siento mejor, lo cual es un alivio dado que mañana tenemos que afrontar un día duro: viene el coro de colores de Leioa. Llevo mucho tiempo esperando con ilusión el momento de vivir en directo y de compartir con la gente ese bálsamo para el corazón que veo noche tras noche, antes de acostarme, en el dvd que tengo de ellos. Podría pensarse que, dada mi circunstancia actual, la cosa llega en un momento no muy oportuno pero mi sensación es justamente la contraria: tengo la convicción de que la experiencia me va a resultar reconfortante. La música es un milagro que pone en comunicación algo que sale del corazón y que, de manera invisible pero poderosa, llega a otros corazones. Y los conforta. Y sé que de esas cosas los chavales de Basilio Astúlez saben un rato.

Me estoy tomando las cosas con calma y estoy procurando descansar más. Acabo de redactar unas líneas para la presentación de mañana: breves, sinceras, afectuosas. Los comentarios al post sobre el Día de Internet los iré contestando poco a poco y las cosas que se quedan en el tintero irán tomando forma de post. En estos momentos me siento tranquilo y nada triste y las emociones están en su sitio. No es poca cosa. Las mismas emociones me dicen que mande abrazos y gratitud sincera a muchas personas y que ahora lo mejor es escribir un punto (especificando que es un punto y seguido) y que lo dibuje .


2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Aquí te dejo, para tu libre utilización:

1º Un signo igual '=' de solidaridad

2º Un punto y una coma ';' para que sea menos drástico que un punto sólo, pero igual de seguido.

3º Un cierre de paréntesis ')' para que lo uses cuando cierres este episodio.

Et voilá =;)

Abrazos

6:30 p. m.  
Blogger emejota said...

Gracias por tu regalo Fernando.

Un abrazo fuerte

6:47 p. m.  

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