16 marzo 2007

Observar

Intimos extrañosCuando a principios de Febrero Miguel Cane me hizo llegar desde México un ejemplar de su libro de conversaciones "Intimos extraños", me llevé varias sorpresas. La primera la impresionante lista de celebridades con las que había tenido ocasión de conversar personalmente y que va de Meryl Streep a Roman Polanski, pasando por Nicole Kidman, Jodie Foster, Sigourney Weaver, Johnny Depp y así hasta 35 iconos vivientes del mundo del cine. La segunda fue imaginar la intensidad de la experiencia vital que es fácil intuir tras cada uno de estos logros periodísticos. Y la tercera fue preguntarme cómo es posible que alguien acostumbrado a desenvolverse en la vorágine de ese mundo bullicioso sea asiduo a las silenciosas latitudes de este blog.

La entrevista es un arte muy difícil, la buena entrevista, se sobreentiende; hay que ser capaz de saltar con sagacidad, tacto y paciencia los muros que ha erigido la persona que tienes delante para lograr extraer de ella la esencia. Para ello hace falta disponer de muchos recursos; algunos se adquieren y se perfeccionan con el hábito; otros son innatos. Aquí la tarea es especialmente complicada porque, como afirmaba Miguel en la promoción de su libro, se trata de conversar con actores que, en su mayor parte, siguen representando un papel fuera de los focos, de ahí el acierto en el título "Intimos extraños". Quizá por eso, y aunque el contenido de las charlas mantiene en todo momento el interés del lector, donde el libro brilla realmente es en la habilidad del entrevistador para observar hasta los mínimos detalles, interpretando los gestos, los tonos, y escribiendo con ellos una "entrevista" paralela que, al mismo tiempo, sirve para crear una atmósfera que sitúa al lector en un lugar desde donde podrá disfrutar de un campo de visión mayor.

En este sentido Miguel repara en la manera de saludar de Jane Fonda (ofreciendo a todos los presentes la mano) y mientras ella se acomoda en un sofá él tiene tiempo más que suficiente para captar aquellos rasgos que hablan de la persona antes de que lo haga, quizá, el personaje: "La sonrisa es rápida, confiable, inteligente. Se sienta con la elegancia de una mujer de cierta edad acostumbrada a esta clase de eventos". No escapan a los ojos del observador las escenificaciones que pretenden pasar por espontáneas: "La cita con Colin Farrell es lejos de los suntuosos salones de los hoteles de cinco estrellas donde habitualmente se llevan a cabo las entrevistas. En este caso, los publicistas conciertan el encuentro en un salón de billar ubicado en la parte baja de Manhattan (...) Colin y sus amigos juegan en una de las mesas -aunque apenas son las tres de la tarde y hace frío- fuman y beben cerveza. Al sonreir, el actor no se parece realmente a su persona en pantalla, ni al que figura en las fotos; más bien luce como un universitario que mata un rato entre clases. Su hermana Claudine ejerce como eficaz e inseparable asistente personal. Colin abre un paquete de Lucky Strikes sin filtro y ofrece uno". De paso, el actor ofrece también una advertencia: "No me asustan las entrevistas, siempre digo lo primero que pienso, de todos modos siempre hablo de lo que quiero hablar".

En ocasiones las barreras son inexpugnables: "Antes de comenzar la entrevista, la traductora que acompaña a Keanu Reeves advierte: por favor, no le hagas preguntas personales porque no las va a responder. Acto seguido aparece el actor con expresión inescrutable, traje gris y camisa negra. Su actitud es de precaución, aunque escucha atentamente todas las preguntas que se le formulan (...) La charla es sosegada y la advertencia es innecesaria, ya que para proteger su intimidad, Keanu Reeves es un experto".

Y, sin embargo, en otras ocasiones, la empatía que consigue establecer el entrevistador con su entrevistado da como resultado una complicidad que incluso invierte las tornas, como en el caso de las dudas que manifiesta Liv Ullman con respecto a las entrevistas:

-Hay tantas cosas que pasan en el mundo y aquí estoy y la gente se sienta a entrevistarte y piensa que hay que preguntarte cómo es la actuación, cómo aprendes tus diálogos y cosas como ésas.
-Cosas no muy interesantes, me temo...
-No, pero no me refiero a tí, eres muy joven pero conoces muchas de estas películas. Es diferente. No esperaría que me preguntaras mi color favorito.
-Bueno, ¿cuál es su color favorito?
-Pues... ¡Azul! (risas) Pero, en serio.. ¿cuántos años tienes?
-Veintiséis.
-¡Eres muy joven! No puedo creer que hayas visto estas películas.
-Tenía doce cuando vi "Gritos y susurros". Doce o trece.
-¿Y tus padres te dejaron verla?
-No sabían que la estaba viendo...
Tras escuchar estas interesantes conversaciones, este lector confiesa haber sentido la tentación de formularle algunas preguntas al entrevistador y así lo deja escrito, como de pasada, con una sonrisa irónica y afectuosa.


5 Comments:

Blogger Miguel Cane said...

Querido Mariano,

¿Qué puedo decirte?
¡Me he quedado mudo!
(¡Lo has conseguido!)

Y me he emocionado mucho. MUCHO.

Y cuando quieras, tal vez pronto, nos podremos sentar y podrás hacerme las preguntas que quieras.

Gracias, gracias, Mariano.

Muchos abrazos (y todos ellos fuertes)

1:28 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pero podéis quedar a medio camino...por ejemplo...¿Asturias? :)

(Que venga el de las ensaimadas y hacemos la merendola)

Si vosotros queréis, claro.

Besos

1:46 a. m.  
Blogger Miguel Cane said...

¡Asturias!
¡Pero qué coincidencia!

¡Si a partir de Mayo 1 soy hijo adoptado de la ciudad de Gijón!

Yo, encantado.

y Mariano, tú me preguntabas: "cómo es posible que alguien acostumbrado a desenvolverse en la vorágine de ese mundo bullicioso sea asiduo a las silenciosas latitudes de este blog."

Porque en este blog he encontrado inspiración, valor, fuerza, fe, gracia y afecto. Cosas que no tengo en mi vida de cuartos de hotel y aeropuertos.

Por eso, amigo. Por eso.

5:17 a. m.  
Blogger Unknown said...

Y yo yendo a Gijón y sin aprovechar las ensaimadas, anda que....


Yo me voy a atrever a preguntar una cosa


¿me dejarás leer el libro? Prometo no abrirlo más de lo suficiente

8:44 a. m.  
Blogger emejota said...

Gracias a tí, Miguel.

Un aeropuerto es, quizá y sin quizá, el último sitio del mundo al que yo iría. Al blog no se llega en avión, por eso hay blog.

Crishu, eso tienes que preguntárselo a toni aunque creo que va a decirte que sí, que viene.

Raquel: ya veremos :P

12:54 a. m.  

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