Música callada
Me he sentado al piano y he vuelto a tocar a Mompou, el autor de la Música Callada, las Impresiones Intimas y las Canciones y Danzas, de la música discreta, las notas justas en el eco de la ermita (soledad sonora), música mínima que alcanza la máxima hondura poética; una de las voces más personales del piano, voz a media voz. Pere Gimferrer le hizo el retrato preciso:
"No habla mucho; o, para ser exactos, habla, más que con las palabras, con unos cuantos gestos mínimos de la mano, con una sonrisa, con una mirada rápida y precisa de soslayo, a la vez enormemente concreta y del todo como fuera del mundo. Pero, aún más que con todo esto, habla con las pausas, el silencio, la lejanía atenta y frágil."
La música de Mompou no se expande en desarrollos ni ambiciona contrapuntos que operan con melodías en plural porque no lo necesita. Aquí la emoción es concreta y extrae su fuerza de lo breve. A Mompou le tocó vivir su infancia con unos abuelos que tenían una fábrica de campanas y enseguida cayó bajo el hechizo de las caleidoscópicas irisaciones metálicas de los armónicos que deja el residuo del tañido (detalle significativo: a Mompou no le interesa el tañido, sino su sombra sonora) y esta impresión auditiva de la infancia se filtra en sus obras e impregna sus acordes (salpicaduras de notas de resonancias metálicas entre paréntesis):
Mompou suena a silueta al contraluz de visillos en la tarde de Barcelona, risa de niños en la plaza con fuente rumorosa a la sombra y recuerdo azul del mar en un rincón del pasillo.
2 Comments:
Me gusta mucho esta obra de Mompou. No es mística sino ascética. Es eso, "callada", espiritual, pero no melancólica. Meditativa, diría.
Así es, Gabriela. Sin embargo, el resto de su producción sí que destila una honda melancolía, que es una de las señas de identidad de Mompou.
Un saludo!
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