Advertencia
Un músico amigo mío me contó, no hace mucho, la siguiente anécdota: había ido a una ciudad pequeña a dar un recital que iba a tener lugar en la Casa de Cultura. A la hora de cambiarse para salir a escena le indicaron unos baños que hacían de improvisados camerinos. Cuando mi amigo cerró la puerta se encontró con que en el lado opuesto alguien había escrito, con trazo apresurado y en caracteres grandes, lo siguiente:
CUIDAO CON EL CONCEJAL
De primeras, la coca-cola que estaba tomando se me atragantó del ataque de risa que me dio pero luego, al reflexionar un poco sobre aquéllo, llegué a una serie de conclusiones que me dejaron sobrecogido. Por ejemplo: ¿te imaginas lo que debió pasar el autor del anónimo con el ínclito concejal de turno para sentir la necesidad, el generoso y solidario impulso de advertir al incauto colega que viniera después? Imagínatelo. Y luego está el toque grotesco -pero esencial en la escena- del detalle de la terminación en "ao", que le da a la cosa una sonoridad como desesperada: CUIDAO!. Como yo estoy muy sensibilizado con ese tema porque me toca de cerca, después de reirme tanto casi me pongo a temblar.
Por mi trabajo, me toca relacionarme con todo tipo de gestores culturales: coordinadores de área de ayuntamientos y universidades, concejales, directores de instituciones culturales, museos y un largo etcétera. La fauna es muy numerosa y variada. Rectifico: en realidad, y por fortuna, no me toca relacionarme; ya no. Desde hace un año he delegado esa función en una persona de plena confianza que, entre otras muchas virtudes, tiene temple para bregar en estos trances, lo que admiro infinitamente. Aunque todavía me subo por las paredes y hago muy mala leche con los disparates que se cuecen en esos despachos, al menos ahora las noticias me llegan como con sordina, con filtro, de tal forma que mi tensión arterial lo agradece.
Es horroroso. La cultura se ha convertido en un término vago y confuso, una especie de cajón de sastre pero, ante todo, es una herramienta de la que se valen los políticos para tener contento al pueblo en una maniobra de manipulación bastante sucia y, hay que reconocerlo, hábil: vivimos en una sociedad que ha invertido el sentido del valor de la cultura; sin ánimo de generalizar, la cultura ahora no se ve como un instrumento para cultivarse, para crecer por dentro, sino para crecernos ante los demás. Así que cobra mucha importancia demandar cultura.
Pero ocurre que la mayor parte de los gestores culturales (principalmente en el ámbito público, y lamento horrores que así sea) son personas que o no conocen de qué va el asunto, o su preparación no es la adecuada, o les da todo igual, lo que hace que la comunicación con ellos sea poco menos que una misión imposible y la tarea de transmitirles proyectos e iniciativas sea como hablar a la pared. Y eso por no hablar del desconocimiento absoluto de la realidad de lo que a la ciudadanía le mueve, busca y reclama. A veces, pocas en mi ya larga experiencia, la buena voluntad intenta suplir las carencias que acabo de exponer, pero eso no basta. Falta la profesionalidad básica para desempeñar cualquier trabajo. Un vendedor de trajes tiene que entender de tallas y un zapatero de hormas. Vamos, digo yo.
Podría contar con los dedos de una mano, y me sobrarían, aquellas experiencias en el trato con los gestores que han sido satisfactorias en un sentido corriente, de manera que uno pueda trabajar con normalidad para que ello repercuta positivamente en el público (ellos siempre han sido, en mi caso, la verdadera fuente de satisfacciones, perfectos cómplices de la aventura que nos ha unido) y en la entidad que te ha contratado, que si todo sale bien se lleva a la postre la medalla.
A estas alturas del post, no hace falta decir que hoy ha sido uno de esos días en los que te llevas las manos a la cabeza. Así que he escrito ésto a modo de desahogo y, de paso, advertencia a quien pueda pasar por aquí:
CUIDAO.
12 Comments:
Buenas tardes, emejota. Me siento muy cerca de ti en esto también. Yo también trabajo en un lugar en el que lo que menos importa es lo importante. En mi caso, la capacidad de enseñar/aprender ¡Y lo malo es que yo no puedo enviar un representante!
Un beso cariñoso.
Hago un descanso ahora que el pintor no requiere mi torpe ayuda. No sabeis cuánto os entiendo. Yo soy funcionario y sé muy, pero que muy bien, lo poco que abunda el sentido común en la administración. Lo sé porque lo sufro toooodos los días.
Eso de razonar no está muy bien visto, or lo aseguro.
Así que: ¡Cuidao, muuucho cuidao!
Hala, adiós, que me vuelvo a mover muebles. ¡Aivó, aivó, vamos a trabajaaaaaar!
Eso tiene fácil arreglo, Gabriela: te mando para allá a Eva y ya verás qué bien :))
Besos
Oye Ferre, y no cantas eso de "pintooorrr que pintas con amoooooor"?
Mis bajos instintos me llevan a buscar estas expresiones de sabiduría popular hechas durante uno de los momentos más íntimos y personales (y de menos oxigenación del cerebro, dicen). Mi etapa universitaria me marcó especialmente. Esta frase es buenísima. ¿Tuviste el impulso de mirar hacia atrás?
Un amigo que ejerció de teniente de alcalde me comentaba que ante estas situaciones, igualmente tensas para ambos interlocutores, el prefería hablar de las habitaciones primero y del escenario despues. Aún así metía la pata, Un día, al confundir a los montadores del escenario con los integrantes de un grupo musical de rabiosa actualidad, éstos lo mandaron a hacer puñetas, ya que sus jefes los habían metido en una pensión de esas de polígono industrial y fiestas nocturnas calientes. Tuvo que salir huyendo entre insultos y gestos amenazantes.
emejota, buenos días. Por ejemplo, estando vacante un curso de cine, la dirección de mi centro se lo dio a un chico nuevo del departamento de catalán que me dijo: "Me gusta mucho el cine pero no tengo ni idea, ya te preguntaré" (sic). Si Eva consiguiera (o consiguiese) negociar con la dirección... razonando, por ejemplo, que es importante o al menos debería serlo que quien imparte un curso tenga al menos UNA idea...¡yo le pongo un monumento a Eva y me la llevo de camping por Collserola!
:-)) Besos.
Hola Wilson:
Yo he oído a un alto responsable cultural confundir el arte Románico con los tiempos de Nerón (no es broma) El conocimiento no es obligatorio para las personas, por supuesto. Ahora bien: a un alto gestor cultural de corbata, traje y sueldazo no se le puede perdonar eso. Así que ya que estamos con los romanos... a los leones! :D
Un saludo
Buenas tardes, Gabriela. Me parece muy bien, pero si te llevas a Eva de camping devuélvemela pronto eh?
:D
Un beso
Coincido en todo, emejota (ya lo sabes, jeje). Me ha llegado especialmente lo de la autoimposición de medallas.
Lo verdaderamente triste es que la gran mayoría del público ignora el espuerzo de unos pocos (en muchísimos casos altruístamente o pagado de muy mala manera) para levantar esos actos culturales, sobre todo en las pequeñas ciudades o pueblos.
Esos pocos "casi nunca" son los concejales de cultura, y digo casi nunca por dejar una rendija de la ventana abierta por la que se cuele algún día la luz de la esperanza (jo, me ha quedado un poco cursi).
Yo siempre digo que tenemos lo que nos merecemos, ni más, ni menos.
Por suerte, la cultura siempre sobrevivirá a sus gestores, en parte gracias a inventos tan maravillosos como Internet.
salud.
Sí, el viernes decía a mis alumnos que la introducción de la imprenta fue un paso decisivo en la democratización de la cultura, y ahora, internet creo que lleva el mismo camino en la democratización de la información. Claro que hay continentes y continentes y tendemos a hablar únicamente de Europa, por aquello del europacentrismo.
Un saludo.
Cuando estaba en la prueba de sonido le dije al concejal;
-¿seguro que esta noche quitarán la música de los pitufos y las sirenas de los coches de choque y demás atracciones?
Me contestó muy solícito;
- Está todo bajo control. A la hora del concierto se para todo porque mando a los guardias...
¿Se imaginan ustedes en mitad del concierto, yo encima del escenario parando la música y rogándole al Concejal que, por favor, pararan a los pitufos porque no me dejaban oir lo que yo estaba tocando?
Lamentablemente me lo imagino perfectamente, Enrique. Podríamos escribir un libro sobre este tipo de sucedidos. Lo que pasa es que no sé si nos saldría un libro de humor o de terror...
Un saludo cordial
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