Voces
En los sótanos del edificio hay una zona inquietante: el largo pasillo de los cuartos trasteros. Son como panteones donde reposan los recuerdos materiales muchas veces en forma de trasto inservible, todos ellos numerados con una plaquita que guía a los vecinos hacia sus cosas queridas. Allí no entra la luz del día y siempre huele a cemento dormido y aburrido. He hecho una excursión allí en busca de voces. Sí, voces. Resulta que el otro día un amigo hizo mención al antiguo e inolvidable doblaje de Carl Sagan en "Cosmos", antiguo porque lo han redoblado pero inolvidable siempre. Y entonces se encendió una bombillita en mi cabeza y me acordé de la tarjeta capturadora de vídeo, que tan buenos resultados me dio recientemente al rescatar los viejos vhs de Gould y me acordé que en el cuarto trastero está el depósito de viejas cintas, descomponiéndose poco a poco (que ya me he llevado algún que otro disgusto) y que, quizá, todavía llegara a tiempo para pasar a dvd los vídeos interesantes.
Dice Sagan en un episodio de "Cosmos" que en la orilla del océano cósmico está el hombre. Yo ayer estuve en el cuarto trastero, lugar donde el silencio es denso y tenso, buscando voces: la de José María del Río (que siempre será la voz de Sagan para la memoria sentimental de toda una generación) y la de Armando Carreras, la voz en off de Kevin Arnold en "Aquellos maravillosos años" (serie que siempre permanecerá en mi recuerdo como una de mis experiencias audiovisuales más impactantes). Tengo cuidadosamente almacenados todos los vhs en cajas en cuyo interior caben un par de docenas. Muchas cajas. Tantas como para necesitar de escalera. Entrar en aquel cuarto es como hacerlo en el "Archivo de la Conservaduría General" de la novela de Saramago, dividido entre el archivo de los vivos y el archivo de los muertos. Yo abro cajas y me salen todos los nombres: Mamoulian, Lubitsch, Sturges, Lang... Todos muertos. Y abro otras cajas y aparecen: Lynch, Scorsese, Donner, Berlanga, vivos todos por el momento. Pero luego hay otras cajas etiquetadas como "varios" donde se almacenan documentos que tienen que ver con mi faceta de teléfilo, término que acuñó Juan Cueto y que me identifica subido a esta escalera a la luz tristona de la escuálida bombilla que pende del techo.
Y allí están. Y sientes esa punzadita de emoción especial que surge cuando te reencuentras con los recuerdos queridos. Allí reposan, en orden, los 13 capítulos de "Cosmos" y, cerca, tachán!, los 115 de "Aquellos maravillosos años", que mira que costó reunirlos porque cuando caí rendido ante aquel maravilloso serial ya habían pasado una veintena de capítulos y recupera entonces los anteriores, anda. Pero ahí están finalmente, almacenados como requieren los objetos de valor, en estuches herméticos:
¿Merece la pena el laborioso trabajo de trasvase de la cinta de vídeo al disco? Sin duda alguna, y no sólo por las razones afectivas. La salida en dvd de "Aquellos maravillosos años" está paralizada en EEUU y con malas perspectivas. La razón: los derechos de autor a pagar por todas y cada una de las decenas de canciones míticas de los 60-70 utilizadas en la serie, empezando por la sintonía. Al parecer, y desde el punto de vista de las intrincadas cuestiones legales, no es lo mismo una licencia para una emisión televisiva por tiempo limitado que la distribución del producto para pasar a ser propiedad individual del comprador por tiempo ilimitado. Se ha valorado la opción de cambiar todas las canciones y sustituirlas por otras (no, que no se lleve nadie las manos a la cabeza, en otra serie ya se ha hecho) Pero yo me niego a despedir al señor Collins, profesor de matemáticas hasta el capítulo 43, si no es con la voz de Linda Ronstadt cantando "Goodbye, my friend", como me niego a ver el primer beso de Kevin y Winnie Cooper que ocurre en el primer capítulo, sí, pero que se recuerda en el 69 y sabe más dulce porque lo acompaña Judy Collins cantando el "In my life" de los Beatles. Y tantas otras. Y luego pasa que el propietario del doblaje original, TVE, no ha querido soltarlo, y lo mismo ha hecho con "Cosmos", obligando a redoblar (espantosamente, todo sea dicho) ambas series.
No voy a entrar en la eterna discusión doblaje sí, doblaje no. Yo veo cine en versión original, defiendo la versión original (tengo "Cosmos" en v.o), pero siempre defenderé que han existido voces capaces de ir más allá de su misión como traductores y han conseguido "completar" al personaje. El difunto Miguel Angel Valdivieso completó al Woody Allen de la época de "Annie Hall", "Manhattan" y demás películas de los 70/80, como el propio Allen ha reconocido en más de una ocasión. Y José María del Río puso el acento emocional al entusiasmo pausado y cordial del profesor Sagan. Y Armando Carreras recita poesía musical allá donde el actor Daniel Stern, la voz en off original de Kevin Arnold adulto, lo hace en prosa. Armando Carreras es Kevin Arnold.
El traslado de las cajas del cuarto trastero a la mesa del ordenador está hecho y el trabajo a punto de comenzar, una vez hechas las pruebas y los ajustes pertinentes. Sé que eso va a conllevar una experiencia muy especial: reecontrarme con esas imágenes y esas voces que ejercen en mí, como pocas, un poder de fascinación notable y una emoción profunda. Si tardo en volver búscame siguiendo a la Voyager II en su camino al infinito o sentado bajo el gran árbol de los Bosques de Harper esperando a Winnie Cooper al atardecer.
Etiquetas: "Aquellos maravillosos años"
5 Comments:
A mí también me produce cierta inquietud bajar al trastero. Quizá el día que decida ordenar todas mis cosas habré dado un paso importante. Por ahora mis expediciones se limitan a dejar y coger trastos más o menos útiles con el máximo cuidado.
Realmente excepcionales los doblajes que mencionas (y mira que a mí me parece bastante descabellado eso de cambiar las voces de la gente). Creo que somos muchos los que tenemos profundamente grabados los tres casos que mencionas.
Por cierto, iona, me temo que tu (nuestro) trastero no está lleno de tesoros como el de emejota.
A lo mejor es el trastero el que se inquieta ante nuestra visita acostumbrado como está a su silencioso reposo. Quién sabe, Iona.
Un saludo
Stupendous-man: mira por dónde que entre esos tesoros tiene que estar (seguro!) la modélica explicación en blanco y negro que Leonard Bernstein dio en tv sobre los modos, tesoro que pondré a tu disposición porque sé que te interesa (con razón)
Un saludo
Precioso. Me has arrancado una lagrimita, pues coincido totalmente.
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