26 agosto 2005

Libro de Familia (y II)

(viene del post anterior)

La relación entre Johann Sebastian Bach y su esposa, Anna Magdalena, puede seguirse a través de los trazos de su caligrafía musical que evoluciona asemejándose progresivamente al punto de que llega a resultar difícil determinar quién transcribió una determinada pieza musical. A mí, esta original crónica sentimental me parece preciosa.

Pero el folio 68 del álbum de música de Anna Magdalena Bach está ocupado por una escritura distinta que ha empleado cuatro pentagramas para dibujar una breve delicia de factura impecable. Es la mano del desdichado Johann Gottfried Heinrich, el primer hijo del matrimonio de Johann Sebastian con Anna Magdalena, cuyo talento fabuloso se marchitaría poco después al desarrollar una enfermedad mental al comienzo de su adolescencia.



Es indudable que la composición cuenta con el favor de la propietaria del libro puesto que el folio contiguo la ha vuelto a copiar, de propia mano, trasportándola 2 tonos y medio arriba. La razón es obvia: Anna Magdalena la quiere cantar. A tal efecto, la mano de Johann Sebastian (mano sobre mano en estos breves compases) le ha añadido letra y una nueva parte de bajo como acompañamiento.



La letra es una de las serenas reflexiones de Bach sobre la fragilidad de la existencia y la presencia ineludible de la muerte y tiene como punto de partida uno de los rituales domésticos predilectos de Bach: fumar su pipa al terminar el día observando cómo se consume poco a poco. Sus primeras líneas dicen así:

"Cuando mi pipa de tabaco, llena de buena picadura, saco por gusto y pasatiempo/
siempre me causa amargura y me sugiere esta lección:
mis años, cual la pipa son."


El efecto del tiempoTal y como el humo de la pipa le mostró a Bach, desvaneciéndose en el aire, nada permanece. Desde hace unas décadas, una reacción química ha vuelto corrosiva la tinta del manuscrito del álbum de música de Anna Magdalena Bach. La música se está borrando, como si se difuminara en una densa niebla. Mientras los técnicos se afanan en encontrar una solución que preserve el original (o lo que queda de él) es inevitable ver en todo ello ciertos aspectos de lo que nos atreveríamos a denominar justicia poética: ese álbum no fue concebido para sobrevivir a quienes alimentaron sus páginas de caligrafías musicales; y tampoco nació para que nadie ajeno a ellos se asomara a su interior, crónica íntima de una familia que hizo de la música pasión y alegría de vivir.


5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es curioso cómo, estando la historia del arte llena de artistas de almas torturadas o que las pasaron negras en su vida (Beethoven, Schumann, Bartók, Shostakovich, etc.), los Bach son un curioso caso de combinación entre felicidad terrenal y espiritual. Por supuesto, si obviamos las muertes en la familia (tan habituales en niños y no tan niños en esas épocas).

Papá Bach sentado con su pipa, las reuniones de docenas de familiares volviendo a verse, la música (mejor o peor) surgiendo de cada miembro esa casa es una imagen de lo más gratificante.

Y este álbum es parte de eso, como nos has mostrado.

Saludos,

7:38 p. m.  
Blogger Magda Díaz Morales said...

No sabía todo esto que nos compartes, es muy bello. Que pena lo del chico, parece que en esos tiempos había mucho esta enfermedad, hijos de grandes escritores tambíén la padecieron (la hija deJoyce, por ejemplo).

Una hermosa familia de grandes músicos.

Saludos

7:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Muy interesante toda esta historia de la familia de Bach, nunca la había oído y es, sobre todo, literaria.

Felicidades por los post y un saludo.

2:11 a. m.  
Blogger Gabriela Zayas said...

La música del cuaderno de Ana Magdalena me ha acompañado desde los 16 años, y una de mis grandes alegrías fue escuchar algunas de las piezas tocadas por mi hijo Arturo, adolescente, en el cello. Así, modestamente, yo también he participado de ese íntimo momento de afecto y de paz familiar transmitido por esa música.
Un saludo muy cordial.

8:48 a. m.  
Blogger emejota said...

Me alegra que el recorrido por el cuaderno de A.M.B haya resultado una grata experiencia. Yo he tenido por hoy suficiente velada familiar (cumpleaños con niños) y estoy agotado y dolorido como si hubiera corrido una marathon. No me vendría mal escuchar un minueto balsámico antes de descansar :)

Un abrazo a todos y bienvenido, Ed!

12:25 a. m.  

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