25 octubre 2005

Vísperas

Mira qué hora es y todavía rondando por aquí. Mañana empieza el Ciclo de Cámara y estoy que me sale humo por las orejas. Montar dos conciertos didácticos distintos y seguidos (martes y miércoles) me lo he buscado yo, así que no me voy a quejar; pero trabajar a la vez con dos equipos diferentes es un poco esquizoide, sobre todo habida cuenta de que la idea que busca el ciclo es la del "contraste": asistir a ensayos y preparar diálogos y guiones de programas tan distintos como son la música italiana del XVII y Stravinsky es como para volverse tarumba, sobre todo si, además, tienes que hacer de actor en éste último. Y luego la recepción a los músicos, atenderles, resolver los asuntos técnicos (sonorizaciones, etc). Un lío. Pero yo tan contento, que estas descargas de adrenalina en el fondo me gustan aunque luego, cuando acabe todo, me dará el bajón de agotamiento, ya lo verás.

Creo que tengo, más o menos, todo listo, a falta de cosillas sin gran importancia: quiero tener mañana una charla previa con el trío inglés porque quiero que me ayuden a destacar unos motivos de varias de las obras que traen. Hay una pieza de Dario Castello que viene como anillo al dedo para explicar la transición del mundo antiguo al moderno en lo que se refiere al lenguaje musical (algo así como el paso del castellano antiguo, tan incómodo a los oídos contemporáneos, a una lengua más familiar). Luego, en el otro extremo, aparece una obra de Veracini que anuncia las maneras clásicas que están a la vuelta del barroco, así que también me va a venir muy bien para el propósito didáctico que persigo.

Mientras le digo por teléfono al cellista la secuencia que tiene que entresacar de una Sonata de Domenico Gabrielli para hacer un pequeño experimento sobre la movilidad melódica del barroco y consulto los horarios de avión por Internet y probamos los micros inalámbricos, le digo a la pianista de Stravinsky que tendrá que tocar un minuetto del álbum de Ana Magdalena Bach y me mira de manera rara. ¿Bach? Sí, tranquila. Le explico que, a continuación, habrá que volver a tocarlo deshaciendo toda su coherencia tonal: la mano derecha en un tono, la izquierda en otro. Lo necesito para adentrar al público en la principal aportación de la vanguardia: la disolución tonal, que pretendo equiparar al paso de la figuración a la abstracción en la pintura, como introducción al universo de Stravinsky. La pianista ya no me mira de forma rara. Luego me quitaré la americana, me sacaré la camisa por fuera, me pondré un zurrón y regresaré de permiso a casa del frente esperando que el diablo me salga al encuentro y me haga la vida imposible, en una versión de la "Historia de un soldado" que, más que versión, es pura invención, porque, no me preguntes por qué, he metido el lápiz aquí y allá aunque el trasfondo lo he respetado, faltaría más.

En resumidas cuentas, así ha sido el día de la víspera. Hasta el miércoles por la noche no voy a respirar tranquilo. Sé que estoy bien arropado por excelentes músicos y tengo claras las ideas que pretendo transmitir. El aforo está lleno desde hace días y eso ayuda. Pero, por si acaso, como soy muy maniático, ya tengo previstos mis rituales habituales: cruzar los dedos si alguien me dice "suerte" (por favor, que nadie me diga suerte, que da mala suerte) y comerme una chocolatina unos minutos antes. Teniendo a mano una chocolatina, da igual la marca, todo va bien. Seguro.


9 Comments:

Blogger Magda Díaz Morales said...

Ya llegué con la chocolatina, es de igual marca ;)

Que emoción la víspera, aunque vaya con un pelin de nervios. ¡¡Nos lo cuentas todo, por favor!!

Te dejo un beso.

5:38 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿y no grabaréis en dvd estos conciertos, para los que estamos lejos? Espero que lo hagáis, porque suena muy interesante.

suerte

8:33 a. m.  
Blogger Unknown said...

Pero ¿qué haces levantado a esas horas con todo lo que nos espera?.. ays este chico. Hoy comenzamos. Pistoletazo de salida y seguro que todos vamos a quedar ecantados.
Con la tiorba, la música de cactus de Stravinsky, la charla, los músicos... Ya lo verás.

Prometo ser la "persona" o debería decir el "engendro" más borde y "ajqueroso" sobre el escenario.

Porque mi querido amigo, al diablo jamás se le vence. Por mucho que tú, ingenuo soldado lo pienses. Lo único que conseguirás es enfadarme aún más. Ni con tu violín ni con tu princesa. Os venceré. (esto deberías leerlo con la ceja levantada y mirando así como con cara de borde :P)

¡¡¡¡¡¡¡¡MUCHA MIERDA!!!!!!!!

8:58 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Seguro que tienes todo atado y bien atado, emejota. Aun así y por si acaso, mucha suerte.
Yo ando con el festival de cine. Otra locura que me tiene absorbido ya un mes.
Intentaré verte "actuar" el miércoles desde el paseo del Queiles y a través de alguna rendija de alguna ventana, dado lo completo del aforo. Será un casting secreto, igual me sirves para algún corto de esos míos, jeje.
Un abrazo.

10:21 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡Mucha mierda, Raquel y emejota! ¡a por todas!

2:08 p. m.  
Blogger Diana Carolina said...

Mi querido Mariano, la suerte no existe, descuida =)

Un amigo me decía que la suerte era una señora que sólo saludaba en mano a aquél que se esforzaba para dar un paso hacia ella. En conclusión, todo es causal, quién se esfuerza lo logra.

Te mando un fuerte abrazo y un beso, sirve? =D

3:55 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Para ambos: ¡valor y al toro! Y mucho ojo, que los violines los carga el diablo.

4:55 p. m.  
Blogger Unknown said...

¡¡Gracias Ferre!! ¡¡Gracias Gabriella!! ´No es que los violines los cargue el diablo...je je je es que son el instrumento preferido de este. El concierto de hoy ha sido todo un éxito. Seguro que mañana Mariano lo cuenta mucho mejor que yo que he llegado al humo de las velas, pero la gente ha salido muy contenta.
Así que la magia se asentará de nuevo en escena mañana y tal vez me quede de diablo para siempre... quien sabe....

11:13 p. m.  
Blogger emejota said...

Montones de gracias, de corazón, a todos. Estos días no os puedo responder con puntualidad ni siquiera visitaros, pero antes de iniciar la dura jornada he visto los primeros mensajes, tan afectuosos (gracias por la chocolatina, magda) y ha sido una preciosa manera de empezar a afrontar el día y ya de vuelta, tan cansado pero con la satisfacción de que todo ha salido muy bien, ha sido emocionante leer el resto.

Un abrazo muy grande a todos.

3:11 a. m.  

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