21 diciembre 2005

Lastre

El mayor lastre que arrastran las series españolas de televisión es su minutaje. El resurgir del formato, hace unos años, fue convenientemente aprovechado por las cadenas exigiendo a las productoras que estiraran el minutaje. El razonamiento era sencillo: si una serie funciona y da audiencia, ¿para qué sentarse a pensar nuevos formatos, para qué arriesgar apostando por nuevos productos? Se va a lo seguro y punto. Las cadenas son muy conservadoras. De esta manera, los guionistas se vieron forzados, a su pesar, a exceder las medidas establecidas por la convención: 23 minutos para una serie de media hora, 46 minutos para una serie de una hora (los minutos sobrantes van para publicidad). En esto los americanos son maestros e inflexibles salvo contadas excepciones excepcionales que, siempre, tienen una justificación, digámoslo así, expresiva.

El mayor mérito de una serie como "7 vidas" es sobrevivir 47 minutos tan espléndida habiendo nacido para durar 23. Otras no tienen tanta suerte, y es que duplicar la duración de una serie de una hora es un disparate. Las 4 o 5 subtramas de cada episodio se dilatan en exceso, el ritmo se resiente, y no todas las series saben salir airosas. Echas un ojo a la escaleta de los episodios de "Los Serrano", que Globomedia sirve a Telecinco, y te entran agobios: 78 minutos, 72, ¡83 incluso!. Lo de "Los Serrano" (que ha vuelto esta noche) es una pena, porque bien formateada sería otra cosa muy distinta y bastante mejor.

Llenar 80 minutos semanales de tramas que apenas progresan tiene que ser un suplicio para los guionistas; digo yo que será por eso que, de puro aburrimiento, se ponen a jugar. Cómo explicar, si no, que en los pocos minutos que he visto esta noche hayan aparecido, seguidos, tres guiños cinéfilos que nada tenían que ver con la trama: el primero ha sido una alusión a una película de Chicho Ibáñez Serrador ("¿Quién puede matar a un niño?"); el segundo ha sido una parodia bastante literal del famoso discurso del alcalde de "Bienvenido Mister Marshall", ya sabes, aquello de "como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación..." (hay que imaginarlo con la voz de don Pepe Isbert, ilustre inolvidable); y el tercero, el más evidente, ha sido una recreación grotesca de la escena del hachazo en la puerta de Jack Nicholson en "El Resplandor", de Kubrick. Digo grotesca porque no era Jack Nicholson en su inquietante papel del desquiciado señor Torrance quien pretendía derribar la puerta tras la que se encontraba una aterrorizada Shelley Duvall sino que era "el Genaro", matarife de cerdos, quien pretendía ejercer como tal con Antonio Resines (!)

Ignoro si ha habido más guiños cinéfilos pero es que me he puesto el abrigo y me he pasado un rato por "Cheers" (ay)


3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es que las cadenas quieren ocupar como sea todo el horario nocturno sin cortes. Alargan las series, ponen varios capítulos juntos, colocan los anuncios justo después de ampezar y antes de acabar,...

So al principio a uno puede gustarle una u otra serie, con el tiempo acaba uno hartándose de ella. Como ha pasado con Aquí no hay quien viva. No son capaces de que evolucione, anclándose en sota, caballo y rey una y otra vez.

Ya me gustaría que siguieran el formato de media o una hora a rajatabla, aprenderían a poner en escena sólo lo importante y se dejarían en el cubo de la basura tanta paja como al final acaban metiendo por rellenar.

5:21 p. m.  
Blogger emejota said...

Recientemente he revisado "Las chicas de oro" y es muy llamativa la precisión de su estructura, que funciona como un reloj sin que se note. Las réplicas, las contra-réplicas, los tempos... Imposible cansarse. Claro que detrás hay un equipo perfectamente coordinado y con un acusado sentido de la autoexigencia.

Tenemos que hacer una serie, Ferre. Venga, anímate.

2:41 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Temo que nos falte el socio capitalista, Emejota. Si no, nuestra abundancia de ideas va a darse de bruces con nuestra falta de posibles.

Claro que hoy puede cambiar nuestra suerte. Siempre podemos tentar a dos criaturas "Inocentes", a dos niños de San Ildefonso, con un par de papeles secundarios, a ver si extraen del bombo los números adecuados. Y si no funciona, amenaza directa, pura y dura.

8:24 a. m.  

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