18 junio 2007

Liga

Gary LinekerAunque parezca mentira, cuando era niño jugaba al fútbol y lo hacía hasta bien. Fue mi padre quien me aficionó viendo por la tele jugar a Johann Cruyff. Cuando Cruyff se llevaba el balón para meter un gol corría mucho y si se lo quitaban a mitad de una carrera en un partido decisivo mi padre se incorporaba del sillón golpeando con los puños en los reposabrazos y nos daba un susto que para qué. Los domingos por la tarde íbamos a un campo que ahora no recuerdo dónde está ni si todavía es campo y jugábamos con el balón. Al balón le llamábamos pelotón y creo que eso era porque yo era realmente muy pequeño pero, a cambio, los domingos en el campo yo metía los goles en color y Cruyff en el blanco y negro de la tele.

Yo me aficioné al fútbol viendo jugar a Cruyff y colgué las botas cuando Cruyff dejó de ser entrenador. Pero a mitad del partido me acuerdo que entró Gary Lineker y le cogimos afecto. Vino desde el Mundial de México del 86 donde fue el mayor goleador y lo trajo Josep Lluis Núñez , presi del Barça, porque así lo quiso Terry Venables. Terry Venables era un entrenador que no tenía cara de entrenador y Núñez era un señor muy bajito que comprimía las palabras y cuando quería decir "quiero decir" decía "quicir, quicir".

Una vez vi a Gary Lineker en Barcelona por la zona del Corte Inglés de Diagonal. Creo que se concentraban en un hotel de 5 estrellas cercano. Fueron unos segundos pero suficientes para darme cuenta de que era un buen tipo, al menos daba esa impresión. Lineker era un astro del balón carismático, simpático y sumamente discreto, en las antípodas del estrellato mediático que se estila hoy en día. En Barcelona tuvo suerte muy poco tiempo porque un día salió Núñez diciendo quicir, quicir y lo que quería decir es que le había cortado la cabeza a Venables, que los presidentes de clubs de fútbol tienen esa potestad, la de cortar cabezas, como la Reina de Corazones pero sin baraja y en metáfora, menos mal. Y al rato volvió a salir Núñez y dijo otra vez quicir, quicir y lo que quería decir esa vez era que venía Cruyff pero para jugar no, que ahora llevaba corbata, sino para entrenar. Y en color. Cruyff jugaba en blanco y negro pero entrenaba en color. Y Cruyff vino y no dijo quicir, quicir, sólo dijo que Lineker no entraba en su esquema de juego, así, sin más. Y el inglés se marchó con la sonrisa en los labios, la misma con la que vino, y el aplauso cariñoso de toda la afición. En el Sport recordaron que jamás se le conoció expulsión alguna de un terreno de juego.

Todo esto viene a que la liga la ha ganado el Real Madrid. No sé entonces qué tiene que ver lo anterior pero ya que está escrito pues así se queda.


2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Cuidadín cuidadín con lo que dices,"quicir" en una semana ni te acerques por dónde tú sabes. Aquí fue una fiesta, toda la noche han estado con cohetes y tocando las bocinas de los coches; así estoy yo ahora por no pegar ojo en toda la noche.
Un abrazo

10:14 a. m.  
Blogger emejota said...

Se me invitó a pasar por ahí a la hora crítica pero dije ni hablar en mayúsculas y varias veces y luego no me arrepentí. Quicir que estaba cenando y al escuchar por la radio el gol fatal me dije por mis adentros que menos mal no haber pasado por ahí. Y luego vino el otro gol y lo mismo.

Esperaré un tiempo prudente (quicir el tiempo del luto) para expresar mis condolencias.

Aquí también hubo desfile de murgas pero para la medianoche se fueron como la Cenicienta.

Un abrazo

1:33 p. m.  

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