18 julio 2007

Piel



1. Contacto
Hay algo intensamente erótico en la fugaz relación que se establece entre un carterista y su víctima: hay un primer contacto visual del que surge una atracción, un poderoso apetito y, finalmente, un deseo que acelera el pulso y que incita al contacto físico. En esa idea incide Jaime Marqués en su notable ópera prima, "Ladrones". Juanjo Ballesta practica esa seductora coreografía frente a un trajeado maniquí de medio cuerpo. Donde deberían ir las piernas penden unas varillas metálicas a modo de campanas tubulares que dejarán oir su estremecimiento si las yemas de los dedos se exceden en el contacto con la piel. Hay que ensayar poniendo los cinco sentidos en el tacto. El ladrón mira a los ojos profundamente, tensa las mandíbulas, traga saliva. La lengua recorre las comisuras de los labios en un gesto de nerviosismo que también parece lascivo mientras la mano inicia la maniobra de aproximación, girando la muñeca, introduciéndose en el bolsillo de la chaqueta, a la altura del pecho, un leve roce, una caricia. Y te roba el corazón.

2. Atracción
María Valverde es una chica bien que busca emociones, Juanjo Ballesta es un ladrón dispuesto a dejarle jugar y Jaime Marqués dispone el tablero con acierto. Hay secuencias en "Ladrones" planificadas y montadas con sorprendente acierto, como el robo de un cd por parte de Valverde en el Hipermercado ante la mirada casual de un Ballesta que se lanza a resolver la situación o la posterior secuencia en el autobús, preciosa ceremonia de seducción de Ballesta hacia Valverde ante las mismas narices del novio de ésta, esgrimiendo para la ocasión sus habilidades manuales con tanto descaro como deleite. La excitación del riesgo corre paralela en toda la película a la excitación por la persona deseada. Valverde y Ballesta electrizan la pantalla cada vez que se miran. Sus miradas están inmersas en el caudal del argumento pero al mismo tiempo parecen quedar atrapadas en un remolino y transcurrir en otro lugar. No en balde, Marqués suspende entonces el sonido ambiente y las envuelve en una banda sonora de un lirismo exento de afectación entonado por un conjunto orquestal de cuerdas. También el toque del arco estremece con su contacto la piel de la cuerda y la hace vibrar.

3. Excursus expresionista (cuántas equis!)
Hay una línea argumental básica en "Ladrones", un leit motiv que, sin embargo, el personaje de Ballesta se reserva para sí: la búsqueda de la madre. Ballesta sale de un orfelinato en el que ha permanecido desde que su madre fuera detenida en el metro siendo él un niño. Ahora el personaje de Ballesta vive en un subsuelo, en el cuarto donde hasta hace un par de meses vivió la madre ahora ausente. Cada silueta de piernas apostada contra el ventanal de cristal traslúcido despierta en Ballesta la alerta de la posibilidad y, en ocasiones, le hace salir corriendo a la calle. Todos esos planos están rodados según una estética de marcada inspiración expresionista: las sombras alargadas, el escenario marginal y nocturno, la fotografía contrastada, los planos desde ángulos forzados y la música convenientemente a-sombrada, valga la expresión, que de expresionismo se trata al fin y al cabo al hablar de este ramal que surge del tronco de la película.

4. La primera persona del singular
Los críticos de cine dicen que las películas españolas carecen de imaginación y que están llenas de lugares comunes. Ellos tampoco tienen imaginación y por eso recurren a los lugares comunes. No termino de entender toda esa monserga cansina de que Ballesta traslada a la pantalla película tras la película el mismo papel de macarra, basando en eso su supuesta eficacia ante la cámara, cuando lo que Ballesta lleva película tras película a la pantalla es una respuesta en la que reside lo principal de su eficacia ante la cámara. En las últimas películas de Ballesta hay siempre un momento en el que alguien le pregunta: ¿y quién se hace cargo de tí?. Y él, indefectiblemente, contesta: yo. Aquí es el peluquero al que ha ido a ofrecerse como aprendiz nada más salir del orfelinato. El peluquero le pregunta: ¿y quién se hace cargo de tí?. Y Ballesta responde: yo. Nadie en el cine español es capaz de meter tantas cosas en un espacio tan reducido de dos letras. Hay algo en esa contestación que parece derrumbarse pero al mismo tiempo emerge de ella un sólido coraje. Tambíén nos podemos encontrar con un ser desvalido y, a la vez, un contundente gesto de autoafirmación. Hay muchos matices más que no hace falta buscar porque caben, están y se resumen en dos letras: yo. Y todo resulta conmovedoramente veraz. Como espectador es lo que más me desarma de Ballesta: la autenticidad y la franqueza atesoradas, de manera concentrada y resumida, en una breve respuesta. ¿Y quién se hace cargo de tí?

Yo.

(aquí no hay ningún macarra, además)

5. Piel
Todo en "Ladrones" es piel. El ansia por tocar la piel o el ansia de la piel por vibrar al tacto. Que todo en ella sea piel no quiere decir que sea una película epidérmica. No es lo mismo. Lo epidérmico es lo de fuera y tocar la piel supone el contacto con el calor de la carne jugosa que hay debajo. Y temblar. En "Ladrones" palpitan los pulsos, y los tactos se entremezclan en la seductora metáfora que propone la película: la atracción por el robo sigue unos mecanismos paralelos a la atracción entre los ladrones. Un movimiento en falso puede llevar todo al traste. El tacto pone ambos planos en común como queda de manifiesto en esa clase práctica en la que los dos ladrones, alumna y maestro, exploran mutuamente sus cuerpos en busca de la piel de la cartera y también de la piel que se ha dejado la cartera en casa.

Todo lo que quede más allá de la superficie no importa en esta película digna cuya propia piel es, en los exteriores, una fría fotografía de azules y verdes (abrigo para los rigores de la intemperie) Quizá por eso no llegamos a saber el nombre de los que se buscan y se tocan.


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9 Comments:

Blogger Unknown said...

Gracias por el link! Ahorita estoy de carrerita, pero mañana me voy a reservar la primer cosa en la mañana para leer este post.

4:42 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Emejota,
No comparto tanto tu entusiasmo por ciertos aspectos de la película, aunque en general y como bien dices, y sobre todo por comparación, la película es un digno primer trabajo, tal y como está el panorama.
Mi serie de impresiones:
1.- Ballesta no hace de macarra de barrio pero sí de personaje marginal, una vez más, a falta de ver “Cabeza de Perro”, en el que el registro parece ser un pelín diferente. El plano en el que lo vemos corriendo ya lo guardaba yo en un rinconcito de mi cerebro (Siete vírgenes). Eso sí, mantiene intantas su naturalidad y su capacidad de atraer a la cámara. Eso es bueno, que pierda frescura es uno de los riesgos de este chico y película a película, sale victorioso del pulso con la cámara. Además, en esta, el pulso es enorme, dada la profusión de silencios, miradas, y primeros planos.
2.- La apuesta de Marqués por el tono de la película me parece acertada y eficazmente resuelta. A mí es lo que más me convence, el tono, la atmósfera, la coreografía visual, el tratamiento del color y del sonido, los leves diálogos, la sutileza, las miradas. Comparto tanto la expresividad de un cine así que no tengo sino aplausos por la valentía para desplegarlo en una primera película. En cuanto a la música, a veces alternaba entre la orquestación (encuentro con la madre) y la simplicidad, y su variedad me hacía tenerla demasiado presente, yo hubiese optado por algo más uniforme.
3.- Confieso que cada vez me cuesta entrar más en las películas y eso se debe sobre todo al “síndrome del realizador”, a aislarse en lo técnico desde el primer minuto y no sumergirse en la trama. Supongo que cuando lo consigo es que la película me ha gustado de verdad. En este caso no fue así, y si a Marqués le alabo precisamente la forma, no puedo decir lo mismo del armazón, del fondo, del guión. No me creía ciertos pasajes, ciertas licencias, algunas estilizaciones de los entornos de ambos personajes. Puede ser un problema mío, pero la verdad, secuencias como las del interrogatorio, el reencuentro con la madre o el personaje del anticuario, me parecen tan mal resueltas como espectacularmente resueltas las que tú citas (El juego del autobús o la del robo del CD).
4.- La mirada de Valverde no me hipnotiza. No, y no. Ballesta, sí, Valverde, no. Y eso que entre ellos el juego funciona.

8:36 a. m.  
Blogger emejota said...

"Cabeza de perro" es un registro totalmente diferente en una película estrambótica que deja KO a un Amodeo convertido en niño (mal) consentido. Supongo que estará repitiendo curso.

El plano que vemos corriendo a Ballesta lo hemos visto innumerables veces en su acepción de referencia a Antoine Doinel. En según qué títulos alabamos la referencia; en otros se convierte en falta reprobable. En estas dos ocasiones me parece que la referencia está más que justificada. Por otra parte, a John Wayne en "Centauros del desierto" lo vi yo, una vez más, de vaquero ;) y estupendamente. Lo que vengo a decir es que cada vez tendemos más a buscar con lupa y terminamos por no entregarnos a lo que desfila en pantalla o en las págians de un libro.

2. En este punto somos coincidentes con la mayor parte del post, causal. Para mí, sin embargo, la música (sobre todo la parte de la sección de cuerdas), se convierte en un actor más de la película, en presencia de una ausencia o en voz de unos sentimientos que no afloran de otra manera. Citando una película por la que ambos profesamos devoción, "...cae la nieve...", allí la música es altavoz de ausencias, se convierte toda ella en atmósfera y termina por apoderarse gozosamente del ánimo con el que abandonas la sala. Pero las comparaciones son siempre odiosas, sí.

3. El interrogatorio a mí no me chirría. Sólo me chirría una cosa pero no la podemos desvelar para quienes no hayan visto la película. De todas formas, creo que los aciertos eclipsan otros detalles que, además, son llamativamente escasos para una primera realización, y hasta para una quinta, visto el panorama general.

4. En el post de abajo le he dicho a toni que Valverde lo pierde todo de golpe cuando muestra el perfil (es por la nariz) Pero la mirada me hipnotiza, verdaderamente.

Un abrazo

11:20 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

oye causal:pues no compartirás tantos entusiasmos pero luego escribes cosas mas entusiastas que mj jaja.
Oye mj,algun problema con la nariz de la VALVERDE ??

12:30 p. m.  
Blogger emejota said...

¿problema con la nariz? Ninguno, lo que pasa es que en vez de hipnotizar con la mirada, esa nariz reclama para sí todas las miradas. Y el orden de los factores altera el resultado. Por narices.

1:12 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Está esto hoy calentito ó me lo parece a mí, no sé si es problema de narices ó de temperatura,a ver si me lo resolveis.
Un abrazo

8:48 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

La anterior soy yo, se me olvidó poner el nombre, "la caló" me ha trastocado un poco

8:50 p. m.  
Blogger emejota said...

qué va, mujer. Mejanero lo dice con coña (supongo!). Y los debates con causal son de guante blanco, pero creo que eso está fuera de toda duda.

Un abrazo

10:00 p. m.  
Blogger Unknown said...

Vaya que es provechoso leer los comments!

7:33 p. m.  

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