21 agosto 2007

Cierre

Llegó la hora del traslado. Este es el momento en el que uno echa un último vistazo desde la puerta al interior de la casa para ver si se ha dejado algo antes de cerrar con llave y siente un no sé qué que es variable en cada caso y casa y hasta según qué cosas se hayan vivido. Un no sé qué en este caso son quince meses de estancia y un montón de cosas. Pero montón montón. Eso está pasando ahora, un no sé qué. Tengo la sensación de que este lugar pasa a convertirse en algo parecido a la casa solitaria y remota que inventa Murakami en la memorable novela del carnero, donde están todas las cosas y el tiempo puede volver a conjugarse. Dejo la luz del porche encendida, tal y como está desde el primer post, y una tarjeta con la nueva dirección para las visitas que pasen por aquí. Por si les apetece encontrar algo de compañía. O hacerla.


20 agosto 2007

Barbarita

Antes muerta que sin sillaDice Barbarita que escribir un libro es una cosa difícil, muy pero que muy difícil, porque "hay que conocer todas y cada una de las reglas de ortografía. Y también de la gramática. Y hay que saber, además, qué es un palíndromo". Sin embargo, un día Barbarita empezó a escribir un blog y tiempo después lo metió en un libro. Todo no, claro, pero algo sí. Para meter un blog en un libro se tienen que dar unas circunstancias especiales. Para saber qué circunstancias son esas basta pasarse por cualquier post del blog de Barbarita y echar un vistazo. De ahí que lo del libro no resulte tan difícil, después de todo. No obstante, que haya gente a la que salga un libro como el que le salió a Barbarita el día que decidió meter dentro un puñado de blog puede ser un problema. Yo lo sé bien.

Recibí el libro de Barbarita y cuando apenas lo había ojeado se lo pasé a una amiga, que es de letras, y la amiga se lo pasó a otra amiga, o quizá amigo, no importa porque tampoco sé si era de letras o no; lo que importa es que cuando fui al rescate del libro, el libro ya estaba en otras manos, y todos hablando primores del libro de Barbarita. Y todo era un poco surrealista porque se me empezaban a poner los dientes largos por un libro al que no había manera de asomarme y que, en realidad, me pertenecía. Era todo muy raro hasta hace un par de semanas que lo recuperé.

Por fin.

Y ahora que lo he terminado he podido reencontrarme con una manera de contar las cosas divertida, tierna, profunda, desenfadada y conmovedora (por separado y todo junto) que le hacen a uno alzar la ceja y sospechar todo el rato si estará leyendo a una escritora famosa bajo cuyo nombre se esconde una identidad secreta que un día empezó a escribir un blog en los ratos libres. Si no es así debería serlo, desde luego. Lo que sí sabemos, dicho con palabras que sólo han podido escribirse con una sonrisa en los labios, seguro, quién sabe si parecida a la que se le pone al lector, seguro, cuando las lee, es que Barbarita

"nació en enero de 1968 en una ciudad situada un poco al norte y un poco al este de España, donde bastantes años después se celebrarían unos Juegos Olímpicos a los que asistió como espectador Jack Nicholson, entre otros".
Barbarita cuenta instantáneas de su vida en Barcelona, mostrando lo que hay, lo que sale (Barbarita sabe mostrar en cuatro trazos -tris, tras- quién habita detrás de las caras que dibuja) y también lo que pasa, lo que le pasa, lo que dicen y lo que hubo, y le busca las cosquillas a las frases unas veces y otras veces se refugia a la sombra de un párrafo que tiene lo menos dos adjetivos de oro. Según le de. También tiene esa capacidad envidiable de saber llevar el compás del punto y aparte, y de la frase breve y del comienzo brillante, como éste:

"Mi abuela, cuando falleció, ya era completamente sorda. Mi madre, por su parte, lleva treinta años escuchando sólo un pequeño fragmento de lo que se dice e imaginando todo lo demás".
Barbarita tiene un libro hecho con un trozo de blog, ojos de niña traviesa que aún no ha perdido el asombro y algún que otro día nublado (sorbos espaciados de un té caliente). Y un cielo encendido de estrellas en un viaje de doce horas. Y Xavi durmiendo al principio de una página. Y la memoria de los pasos, que no se va porque ella no quiere. (Y la ausencia de un post que echamos de menos, mucho; los lectores también tenemos memoria)

Nota: las culpas por todo, aquí.


19 agosto 2007

Retraso

El paso al nuevo blog se retrasa un poco. Realojar a 750 posts con sus fotos, su audio, sus links y sus etcéteras cuesta tiempo y es mejor hacer las cosas bien. De momento (por breves momentos) sigo escribiendo aquí.


17 agosto 2007

CD

Tal día como hoy, hace 25 años, Philips fabricaba el primer Compact Disc en una factoría de la ciudad alemana de Hannover y el invento fue un gran adelanto, que eso es lo que tienen los inventos, que suelen ser un gran adelanto, si no, para qué. Yo recuerdo que compré mi primer cd antes siquiera de tener reproductor de cd´s así que eso también fue un adelanto en toda regla. Eran las "Imágenes" de Debussy tocadas al piano por Arturo Benedetti Michelangeli para Deutsche Grammophon. Yendo a la tienda me preguntaba si el nombre entero del pianista cabría escrito en la superficie de ese disco que, en comparación con los elepés, nos parecía una creación liliputiense. Resultó que sí. La elección de ese disco no fue casual: las irisaciones que producía la superficie plateada cuando lo ladeabas a la luz me parecían el acompañamiento adecuado para los "Reflejos en el agua" que estaban grabados dentro. Tenía 13 años, me había gastado todos mis ahorros en ese disco y mientras esperaba que llegaran las Navidades para tener el aparato con que escucharlo miraba esas irisaciones con cierta fascinación. Más de un rato y de dos las miré.

El disco de Benedetti ya lo tenía en vinilo pero hacía muchos clas clas y una de las cosas más atractivas que traía el nuevo formato era la promesa de que no habría más clas clas y así fue. Otra de las promesas era que no se rayaban y eso también era muy interesante porque con los elepés tenías que ir con un cuidado que para qué. Al tiempo resultó que sí que se rayaban y que aunque no hacían clas clas de pronto se comían unos segundos de música o un par de minutos, depende el apetito del reproductor. Por si fuera poco, algunos empezaron a decir que un cd tenía peor calidad de sonido que un elepé y al principio nos pareció que eso lo decían los petardos de turno, que siempre tienen llevar la contraria o buscarle pegas a las cosas pero después comprobamos que era verdad: que cabía la misma música pero menos sonido. Pero todo eso no importó, visto lo visto, porque de la noche a la mañana todo se llenó de disquitos pequeños y brillantes. Había por todas partes. Hasta Paco Clavel salió un día por la tele llevando un traje hecho de montones de cd´s como si fueran lentejuelas. O Paco Clavel se había pasado a la Alta Costura o los cds habían bajado mucho de precio. Resultó lo segundo, para bien nuestro. También resultó que la era digital había llegado incluso a la moda Cutrelux.

El cd fue un invento conjunto de Philips y Sony en una época donde esas cosas todavía se hacían en conjunto, como las coproducciones del cine. Un día de 1979 hasta se sentaron a comer y todo y a los postres decidieron que el disco tendría 115 milímetros de diámetro, que era lo que ocupaba una hora de lo que se quisiera. Quedaron para volver a comer al año siguiente y entonces propusieron un standard único para los cds . Para que no se les olvidaran los datos y como no tenían papel a mano lo escribieron todo en el libro de firmas del restaurante. El libro se llamó "Libro Rojo" porque así era el color del libro de firmas del restaurante. Este dato no lo pone en los libros pero es verdad. Es una exclusiva. Lo que sí se dice en los libros es que el libro se llama "Libro Rojo" y también que los ingenieros tuvieron que apretar un poco las cosas dentro del cd porque a Herbert Von Karajan le duraba 74 minutos su versión de la Novena Sinfonía de Beethoven y cualquiera le decía que no a Von Karajan cuando se le antojaba algo.

Uno añora esos tiempos de comidas de confraternización entre jefazos porque ahora cada uno come por separado y la cuenta la pagamos nosotros: los soportes de la alta definición (Blu Ray y HD-DVD) responden a una falta de acuerdo para alcanzar un standard común semejante al conseguido con los cds hace 25 años y nos están haciendo (y lo que queda) la puñeta. Mientras tanto, hay quien ya está enterrando al cd pero me da a mí que todavía queda cd para rato.


16 agosto 2007

Sal

La solución está en la sal.

Es que cuando me sacaron la sangre me quedé bien, no? pero a las horas ya no tan bien y luego ayer me desperté fatal pero no tan fatal como al mediodía y mucho menos fatal que por la tarde, que es cuando estuve fatal fatal. Y como después de dormir un sueño de once horas que más que un sueño ha parecido un desmayo (por lo profundo) me he despertado parecido pues ha habido que llamar al doctor normal, ese santo que, recordemos, recibe aquí el nick de doctor normal porque todo lo ve normal, afrontando todas las cosas con una serenidad encomiable. El doctor normal lo ve todo normal menos lo de la informática, que se le rebela más que el hematocrito (el mío, el de él creo que es normal). Ahora que lo pienso, mi hematocrito no le parece normal, aunque lo que le parece normal es que el hematocrito sea tan elevado dadas las circunstancias. Lo dicho: todo normal.

Pues el doctor normal me ha recibido esta mañana y tras la pertinente exploración cardio pulmonar y el examen de la saturación de oxígeno y la tensión arterial ha concluído diciendo que la sangría practicada el otro día provocó una acusada bajada de la tensión arterial que se ha mantenido. ¿Es normal? Por supuesto. En los dominios del doctor normal todo es normal. Parecerá que lo estoy diciendo con cierta coña marinera cuando lo cierto es que no hay ninguna coña marinera en lo que digo sino la constatación de una verdad como un piano de gran cola. Tras extraer medio litro de sangre es normal que se produzca eso y, por tanto, o por consiguiente, que diría aquél, es normal que se presente un cuadro como el que he pasado y que, como se verá por la fluídez con la que manan estas líneas, está en remisión.

Todo por la sal.

Ha dicho el doctor normal que tome sal para fijar el líquido en el cuerpo y favorecer una correcta hidratación que, al parecer, ha debido quedar comprometida. ¿Es normal que eso ocurra? Por supuesto. Pero si administramos agua, el agua sale como entra, dice el doctor normal. Y la sal la fija. Eso no lo sabía yo, mira. Pues sí, no todo es malo en la sal. Y el doctor ha hecho un excursus tipo "Saber y Ganar" para contar que a los legionarios romanos que atravesaban los desiertos en pos de las conquistas se les pagaba con sal precisamente para poder fijar el poco líquido que podían llevarse al gaznate. La sal era la mejor recompensa que podían recibir en esas circunstancias, y de ahí viene el nombre de salario. Te cuentan eso y es inevitable decir algo así como: ¡anda, qué curioso!

Pues en esas estamos, saliendo, que también se escribe con sal.


14 agosto 2007

Tiempo

Esta mañana han vuelto a sacarme medio litro de sangre en el hospital. Observo que los médicos han cambiado el discurso. Ahora ya no hablan tanto de tratar la enfermedad como de intentar alcanzar un estado como sea, dentro de lo que permitan las circunstancias, para poder ir tirando. Es el discurso del desahucio. Podría pasar también por el discurso del enfermo terminal si no fuera, a Dios gracias, que aquí no termina nada. Asisto a todo ello un poco anestesiado, y eso me inquieta doblemente. Pienso que es debido a que me siento desbordado por los acontecimientos porque es como si de pronto todo se hubiera venido encima, aunque ese de pronto venga durando varios meses. Pero supongo que varios meses son un de pronto en una historia que dura veinticinco años. Y que dure muchos más. Eso es al mismo tiempo lo mejor y lo peor.


12 agosto 2007

Traslado



Este blog abandona el barco de Blogger donde ha estado alojado dos años y dos meses. En próximos días abro cuaderno en otro lugar. Me llevo, eso sí, todo lo anotado; esta noche pasada, 755 textos y 3804 comentarios han llegado, sin sobresaltos, al nuevo destino donde, por el momento, todo está un poco patas arriba. Pero todo se andará. El cambio es a WordPress y allí, a diferencia de lo que ocurre en Blogger, puedes hacerte un blog a tu estilo ("customizable" es la expresión que se utiliza en estos casos) pero, a cambio, cuesta más tiempo abrir el garito porque te lo tienes que montar todo tú. ¿Y cómo es el nuevo sitio? Pues está saliendo minimalista; creo que esa es la palabra adecuada para definirlo. Y normalito. He partido de una plantilla de las muchas que WP pone a disposición de los navegantes y le estoy haciendo algunos retoquillos, poca cosa pero me sirve. Me apetecía construir un espacio en el que poder encontrarme a gusto y, en ese sentido, estoy contento, sobre todo ahora que he podido quitar algún andamio y ya se va viendo algo más.

¿Qué razones me han llevado a tomar la decisión de levantar el campamento? Realmente han sido las circunstancias las que han tomado la decisión por sí mismas: dentro de dos meses, expira el alojamiento que tengo contratado en un servidor que, hasta hace unos meses, albergaba una página web personal (ahora inactiva). Durante este tiempo, ese dominio ha servido para alojar el material de imágenes y audio que alimenta a este blog y así lo seguirá haciendo hasta finales de Octubre, por lo que va siendo hora de pensar en alguna solución.

¿Y no se puede renovar la estancia en ese servidor? Pues sí... pero no. En primer lugar, resulta bastante caro para tenerlo como simple contenedor de unas fotos y un puñado de archivos de audio que ocupa muy poquito. Y resulta muy caro cuando uno descubre que, en realidad, más que para sí mismo está pagando el alojamiento de unos terceros a los que ni siquiera conoce (que si por lo menos los conociera, pues aún). Me refiero a eso que tan atinadamente observaba Ferre en su blog y que dice que le sabe mal (no me extraña): hay quien buscando imágenes o ficheros de audio para su página, blog o space, en lugar de bajárselas guardándolas con el botón derecho del ratón (como hacemos todos) lo que hace es establecer un enlace directo de manera que cada vez que se entra a ese lugar el enlace se activa. Total: dos años después de abrir este blog, y según las últimas notificaciones recibidas del servidor, hay un tráfico mensual de 2GB (!) dedicado exclusivamente a estos menesteres. El ancho de banda que tengo contratado yo es muy bajo (una página personal no requiere apenas nada) y al paso que vamos me expongo a tener que empezar a pagar por extralimitarme. Y lo que faltaba.

Así que mejor borrón y cuenta nueva.

¿Y en el nuevo sitio no terminará por pasar lo mismo? Pues sí, pero al menos empezamos de cero y la sombra de la multa se pierde en el horizonte por un tiempo laaaargo.

¿Y no se puede cambiar de servidor, reetiquetar los archivos y quedarse en el mismo blog? Pues claro, pero es que queda una última razón: me apetecía cambiar de aires. A veces pasa. Les pasa a los escritores, que cambian de teclado o de boli o de marca de folios; les pasa a los escolares, que con el comienzo de curso cambian de archivador, de color de gomas (de las de borrar y seguramente de las otras) y de lo que sea que lleven ahora los escolares. Le pasa a todo el mundo. Y cuando has pasado una etapa difícil, más. Es curioso cómo nos comportamos y cómo somos. En ocasiones un cambio de aires viene bien para recuperar, retomar, reparar y otras muchas cosas empezadas por re-. En mi caso, empiezo a tener ganas de recuperar el hilo introspectivo, por ejemplo y entre otras cosas. Empezar a tener ganas de algo es buena señal en estos casos; si no, un cambio no sirve para nada.

Creo que para el lunes 20 podré inaugurar el nuevo sitio. Desde ese mismo instante, este lugar se convertirá en una islote solitario y abandonado flotando en el océano del ciberespacio. Cuando eche la llave, dejaré en la puerta una nota con la nueva dirección para las visitas que todavía recalen a estas latitudes y quieran pasarse por allí. Serán bien recibidas.

(Me va a dar pena marcharme de aquí)


07 agosto 2007

Diario

Desde que volví de las vacaciones no he escuchado nota de música ni visto fotograma alguno. Quitando la pequeña parcela de ocio diario que dedico casi en exclusiva a atender la crónica de Jonathan Strange y el señor Norrell (aún sigo con ellos), paso mucho tiempo frente al procesador de textos ultimando contra reloj un trabajo que, si todo va bien, tengo que terminar para este miércoles por la tarde. Crucemos los dedos. Antes, por la mañana, tendré que ir al médico. Empieza el curso en el hospital. Me acordé el otro día que el médico había dicho que la nueva medicación requería un seguimiento semanal y si me acordé ese día fue porque ese día, día arriba, día abajo, hacía tres meses ya y ningún seguimiento. Se comprenderá ahora que haya escrito tantas veces seguidas la palabra "día". Es que son muchos. Se lo dije al médico y entonces me lo dijo él, como si fuera el eco. Veremos qué pasa.


06 agosto 2007

Candidato

Ha dimitido el candidato después de marear la perdiz ni sé ya la de tiempo. Hay argumentos de sobra para echar en cara tanto al político de aquí como al de allí aunque sean distintas las razones que esgrime cada uno; y eso ya es el colmo: que lo mires del lado que lo mires, la cosa da para atrás. El señor de allí se esfuerza en dejar claro que no se actúa teniendo en cuenta intereses partidistas locales a corto plazo pero lo que no dice es que se actúa teniendo en cuenta intereses partidistas generales a largo plazo (las elecciones del año que viene) por lo que, en primer lugar, viene a tratar de tontos a los votantes y, en segundo lugar, viene a evidenciar que no todos los votantes cuentan lo mismo.

Mientras tanto, el señor de aquí ha dicho y desdicho (con desdicha) hasta varias veces en un día y como lo que le importa es su responsabilidad para con el electorado, anuncia que se marcha, sin turno de preguntas, eso sí, y antes de que empiece el colegio. Tengan razón sus razones o no la tengan, en política al final lo que queda son los hechos, y los electores que han depositado en él la responsabilidad de representarlos en el Parlamento se verán representados ahora por un señor al que igual ni conocen.

Lo más vergonzoso de todo es que lo único que les une a ambos políticos es su ansia de poder a costa de los intereses de los ciudadanos que, como ha quedado de manifiesto por si todavía alguien lo dudaba, no cuentan. Ese rollo de que la soberanía reside en el pueblo ejercida mediante las urnas es un cuento chino porque votas a los individuos que te impone una lista, así, en lote, y no a las personas que el pueblo considera apropiadas. De paso, nadie garantiza que luego los de una lista y otra hagan cócteles de todo tipo ante tus narices.

El político de allí explica sus razones y el político de aquí hace lo mismo con las propias. Y no sé qué es peor, que cada uno quiera hacer creer que lo suyo es por nuestro bien, o que se lo crea a sí mismo. Qué repugnantes los verdaderos intereses que mueven a la política y a los políticos.


05 agosto 2007

Intemperie

Conozco a dos Elviras. Una de ellas es pianista y la otra ha muerto hoy. Justo cuando parecía haber conseguido remontar el golpe más terrible, que es la muerte de un hijo, se la ha llevado un cáncer. Hay quien esta mañana ha dicho que es injusto. Es peor: estamos a la intemperie y a la intemperie nada es justo ni injusto, simplemente se está a merced de los elementos. Y ya está. Hay quien no puede soportar esa posibilidad y se vale de la religión para ponerse al abrigo o dedica su vida a amasar una fortuna para sentirse momentáneamente invulnerable: numerosas son las formas que los seres humanos utilizan para esconder la sospecha terrible que, curiosamente, los locos suelen afrontar con serena lucidez. Que Dios escribe con renglones torcidos es una frase tan manida como inútil: no puede escribir renglones torcidos como tampoco los puede escribir derechos. No caben en un plano absoluto conceptos tan minúsculos y tan humanos como lo bueno y lo malo. Son consuelos de fabricación propia, asideros a los que aferrarse ante el naufragio. Todo lo demás son respiros momentáneos, golpes de suerte. Hay quienes se esfuerzan durante su vida a buscarle un sentido a la muerte. De momento, la única evidencia que tenemos es que es la muerte la que da sentido a la vida.


02 agosto 2007

Hechizos

"Todas las noches sin falta, Lady Pole y Stephen Black eran llamados por la campana triste a bailar en los sombríos salones de Desesperanza"

Jonathan Strange y el señor NorrellEstoy leyendo "Jonathan Strange y el Señor Norrell", de Susanna Clarke, con verdadero placer. Voy por la página 390 y lo único que lamento es que sólo faltan unas 500 más. Eso no es muy habitual, que un millar de páginas sepa a poco, pero es que en esta novela insólita, unas de las propuestas más originales desde hace mucho tiempo, todo es muy peculiar. La trama nos sitúa en la Inglaterra de comienzos del XIX para presentarnos a Jonathan Strange y al señor Norrell, magos. En su afán de reinstaurar la práctica de la magia, devolviendo a este arte su antiguo esplendor y el importante papel que desempeñó en el pasado de la nación, acuerdan poner sus habilidades al servicio del gobierno británico en su lucha contra Napoleón Bonaparte.

Susanna Clarke ocupó diez años en construir esta monumental historia que, conviene aclararlo por la coyuntura editorial actual, no está dirigida al público infantil, ni mucho menos. Se ha señalado, con poca fortuna, la influencia de Harry Potter y del universo de Tolkien a la hora de hablar de este libro cuando en realidad la novela de Clarke se inserta en la tradición del folletín clásico de Dumas y Dickens, de cuyos mecanismos narrativos hace uso con fortuna.

Hay muchas cosas que me están llamando la atención de esta novela, aparte de la historia, que me encanta. Por ejemplo, el ritmo de lectura. Me da la sensación de que es el propio libro el que lo determina y no el lector. A diferencia de tantos otros libros que me he llevado de vacaciones, éste parece imponer sutilmente cuándo debes dejar de leerlo, aunque tengas tiempo, y ganas. Luego retomas la historia donde la dejaste y para cuando llevas dos líneas ya estás inmerso en el universo absorbente que ha construído Susanna Clarke pieza a pieza con minuciosidad. Esa es otra de las cosas que llama la atención: hay infinidad de detalles en cada una de las páginas de este libro, a cuyo pie encontramos con frecuencia unas notas muy bien documentadas repletas de referencias bibliográficas, aclaraciones y anécdotas, (algunas de gran extensión) más sorprendentes si cabe si tenemos en cuenta que todas son imaginarias. Curiosamente, este divertido alarde de falsas precisiones, referencias y corroboraciones confiere al relato la definitiva verosimilitud literaria que toda obra de ficción persigue.

Es difícil resistirse también a las ambientaciones, tanto al telón de fondo general (el escenario de la época) como a una determinada atmósfera en particular. Da la impresión de que en la novela hay cosas que ocurren para que Clarke se de el gustazo de recrearse en el ambiente de un instante: los diversos matices del cielo durante una nevada, catedrales cuyas piedras parecen exhalar el frío de mil inviernos, crujidos de madera que ponen en evidencia el silencio de un lugar o los reflejos de las velas y de unas pinturas venecianas en un espejo como adjetivos de la penumbra de una elegante estancia.

A vuelta de página podemos encontrarnos combatiendo con el mismísimo Wellington contra los franceses en el frente de Portugal o bien adentrarnos en el fantasmagórico reino nocturno de Desesperanza, donde las almas desfilan en una procesión espectral o bailan la música más triste al claro de una luna de hollín. En la portada de esta novela inmensa la enigmática silueta de un cuervo reclama constantemente nuestra atención. Un placer espléndido.

"Jonathan Strange y el señor Norrell", Susanna Clarke. Editorial Salamandra, 2005. En edición de bolsillo desde Marzo de 2007.

01 agosto 2007

Planning

El uno de Agosto es el día elegido para empezar a pensar en cosas que planteen la posibilidad de arrancar después de muchos meses fuera de la circulación. ¿Qué cosas? No sé, ni idea. Suelen venir cuando sientes que ha llegado el momento de empezar a pensar en cosas: es su manera de anunciarse. Mientras tanto, tengo en la pantalla el boceto de un relato que empieza así:
"Los rusos lanzaron un cochete al espacio.
O algo así.
A Marcos se lo contó Adrián una tarde mientras volvían de la escuela, que eso había oído, que los rusos habían lanzado un cohete al espacio, pero vete a saber"
Luego, mi madre me ha regalado una bicicleta estática por mi no-cumpleaños. Desde que redescubrí la Nocilla me hacía mucha ilusión lo de la bicicleta estática. A ciertas edades, hay que tener algo de cuidado con la Nocilla, fuente inagotable de placeres. No sé si es muy buena idea que la bicicleta muestre tu pulso en una pantallita sobre todo si eres un poco aprensivo: puede que marque una aceleración del pulso sospechosa o bien (o mal) todo lo contrario.

Finalmente, estoy pensando seriamente en apuntarme a un taller de escritura creativa porque tanto escribir en primera persona en el blog ha dado como resultado que se me haya olvidado cómo se escribe en tercera persona. Y cómo se describe. Y cómo se planifica lo que quieres describir y decir escribiendo. Vamos, que los rusos habrán lanzado un cohete al espacio pero ponerlo en órbita, lo que se dice ponerlo en órbita, es dificilísimo. Voy a pedalear un poco a ver.