Ensoñación

... "La Idea del Norte" es en sí misma una excusa, una oportunidad para examinar esa condición de soledad que ni es exclusiva del Norte ni de los que van hacia allí, pero que quizá sí aparezca con un poco más de claridad en quienes hayan hecho, aunque sólo sea en su imaginación, el viaje hacia el Norte.
(Glenn Gould, "La Idea del Norte", 1967)
Pensaba hallarme desde hace unos días en un rincón al abrigo de los elementos pero esta tarde, caminando por la orilla, he visto que alguien se acercaba con campechana sonrisa. ¿Quién era? No tenía ni idea, esa misma pregunta he tenido que hacer yo y la respuesta me ha pillado por sorpresa.
Todos los pesares se diluyen al contacto del agua del Mediterráneo, cuyas propiedades terapéuticas están asociadas a la luz que baña sus aguas. Por las tardes, a eso de las seis, el agua adquiere un azul intenso, y en su superficie chispean reflejos dorados como la arena. Si te adentras en el agua y dejas flotar la conciencia en esa marea continua de pequeñas y fugaces crestas que forma el agua, estás a salvo. Es lo que tiene este mar mágico y enigmático. Diriges la vista hacia la orilla y allí un manto vegetal de palmeras verdes se deja mecer por la brisa; si diriges la vista hacia la línea del horizonte, un placer hipnótico suspende la actividad de los sentidos y los deja a merced del compás que marca el agua en la que flotas. La eternidad comienza dos segundos después aunque es probable que cuando regreses de ese trance el reloj te desmienta. Ni caso.
Los periódicos están que trinan con lo del apagón de Barcelona. Como pocas veces, son portavoces de un cabreo ciudadano monumental y no es para menos. Cuentan "El Periódico" y "La Vanguardia" que la precariedad de la red eléctrica, barruntada pero ahora escandalosamente confirmada, se suma a las deficiencias de la red de Cercanías y otros etcéteras. Quién ha visto y quién la ve. A Barcelona. Esa Barcelona que a raíz de la Olimpiada del 92 fue arreglada con mimo y equipada a la última. Lo de las Cercanías fue especialmente vistoso habida cuenta de que se venía de esa Renfe tópica y añeja y de repente te encontrabas con unos trenes que, en comparación, parecían artilugios espaciales y funcionaban con una puntualidad insólita. Lo que está pasando en Barcelona es reflejo de una mentalidad muy nuestra para esto de los mantenimientos. Cuando se hace una gran inversión en infraestructuras se hace y punto. Se termina lo que sea y a otra cosa mariposa en vez de preocuparse en mantener con igual celo la obra efectuada. Pero eso no pasa. Lo que pasan son los años y entonces sí que pasa. Pasa lo que pasa. Ironías del destino, el ayuntamiento de Barcelona no ha suspendido el acto conmemorativo del 15 aniversario de la Olimpiada, donde el señor de la flecha y el pebetero repite la gesta, porque ese gesto tuvo algo de gesta.
Ya estamos aquí. Estamos desde ayer pero me resistí a asomarme al portátil, y eso que este año puedo acceder a internet desde la habitación del hotel. También esta vez toca ver el mar desde la terraza. Y otra cosa más: me sobra la televisión. Y el iPod. Conclusión: me sobran pantallas. Eso es bueno porque quiere decir que las vacaciones han empezado como Dios manda, es decir, siendo vacaciones. Y quizá, a pesar del escepticismo previo, las vacaciones eran necesarias. Ahora el día es brisa, buena temperatura, mar, baños, paseos, tranquilidad y horas justas, es decir, que transcurren sin hacerse eternas pero tampoco pasan volando. La vida aquí se desarrolla en torno al mar, es una existencia entre blancos y azules, placentera.
EMEJOTA: Buenas noches.
Ha muerto Jesús de Polanco y a las puertas de su casa, en la portada digital de "El País", los suyos han dicho que ha sido por complicaciones de una antigua enfermedad que afectaba a sus articulaciones. Por ese motivo, los de la casa de enfrente, los de "El Mundo", han puesto que ha muerto de cáncer. En otras circunstancias este asunto no tendría nada de llamativo, máxime cuando el muerto lo está de todas maneras, pero el caso es que lo tiene porque cuando se está en guerra, se está para todo, hasta para llevar la contraria, y si los de "El País" han dicho en letra pequeña, debajo del titular, lo de la complicación de una enfermedad articular, los de "El Mundo" han subido al titular, en letra bien gorda, que ha muerto de cáncer, cuando los de "El Mundo" y hasta los del universo estilan, porque así lo dice el Libro de Estilo, que las especificaciones van debajo y allí, ya de paso, se estiran lo que haga falta.
Hay quien va por la calle y cae y hay quien va por la calle y decae. Ayer por la mañana a mí me pasó lo segundo y por segundos y me dije vaya ya estamos otra vez. Pero luego parece que no fue a más. A menos tampoco. Por la tarde fue a mejor y mejor porque tenía que renovarme el DNI. En realidad tenía que haberlo renovado en 2002. Se comprenderá entonces que haya acudido a la comisaría con cierto terror por las posibles represalias. Mis amigos se ríen cuando me oyen decir que la autoridad me impone un respeto tal que me aterroriza. Suelo añadir entonces que a Hitchcock le pasaba lo mismo, y lo suelto por aquello de que cuando un argumento viene avalado por alguien de renombre parece que te toman más en serio. Pero no sé. Sin embargo, el rollo ese del falso culpable, del ciudadano que de repente se ve metido en un infierno horroroso me da sudores. A Hitchcock le salía eso tan bien porque también era una de sus pesadillas.
Etiquetas: Ladrones
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Sobre los peligros del Almax.
Escuchemos ésto:
Hace 20 días que apagué el móvil y ya no lo he vuelto a encender.
Hoy se cumplen diez años del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Un asesinato no admite clasificaciones ni jerarquías: quitarle la vida a un ser humano es siempre el acto más atroz que puede cometer otro ser humano. Lo que añade aquí una carga de espanto es el sadismo de la cuenta atrás, el espeluznante goteo de minutos hasta rebasar el límite donde la conciencia colectiva descubre la existencia de un horror ilimitado. El tipo que tuvo la sangre fría de disparar dos veces por la espalda a una persona arrodillada y maniatada también será capaz de formar en algún lugar de su cerebro algo parecido a una emoción cuando escuche a un txistu entonar una melodía vasca que, automáticamente, asumirá como un himno a su condición de mártir por la patria. Estos psicópatas de pañuelo bandolero y cobarde y boina garrula no tienen reparo en demonizar una cultura ancestral y, si hace falta, llevarse por delante a una sociedad pacífica para alimentar su locura ilimitada. Dice la madre de Miguel Ángel Blanco que durante el juicio no pudo dejar de mirar a las manos y a los ojos del asesino de su hijo. Los ojos que mostró la televisión de este ser enrabietado eran los de un monstruo inmunizado por la picadura de su propio veneno. No sé explica de otra forma poder soportar vivir.
He hecho una mudanza de tarde.
-Bush invadió una nación soberana desafiando a Naciones Unidas. Es un criminal de guerra y ahora se supone que yo debo ser uno de sus matones desechables con una jodida diana en la cabeza enmedio del desierto esperando que me vuele en pedazos un coche bomba preparado por un crío de 12 años al que le encantaba "Friends" hasta que uno de nuestros misiles destruyó su casa??? Me parece que no.
-Tenían armas de destrucción masiva.
-¡No había armas de destrucción masiva!
-¿No?... Bien... bueno, qué mas da. Oye, tengos cosas importantes que hacer.
-Dime qué hay más importante que las corporaciones se apoderen de la democracia.
-Tengo que ir a cagar.
-Oye, ¿por qué apoyas tan ciegamente a Bush?
-Me gusta su mujer, Laura. Le compraba hierba en la universidad.
"Weeds", 1ª temporada, episodio 10.
Claude Debussy dejó compuesta su Primera Arabesca para que un día alguien le pusiera música al Planeta Imaginario de la tele. La idea puede sonar frívola pero a mí, desde luego, me suena maravillosa, la Arabesca y la idea. Corría el verano de 1983 cuando esta Arabesca apareció para registrarlo todo, que esa es una de las asombrosas virtudes de la música: ser recipiente de un instante de nuestra existencia. Una melodía o una canción tienen tatuadas en su piel nuestras historias para siempre. En el caluroso verano de 1983 yo tenía 13 años y por las tardes me tocaba hacerles dictados al piano a Anamari, Beatriz, Julio y Pedrolo, que habían suspendido el solfeo. La escuela de música acababa de echar a andar de aquellas maneras y a falta de los niños que vendrían después, las aulas se llenaron de adultos que llevaban por dentro el gusanillo de probar. En la clase yo era el único niño entre mayores y mientras ellos blandían sus lápices al aire intentando cuadrar en el tres por cuatro las notas del dictado yo miraba por la ventana, que los niños es lo que tienen, facilidad, luego ya cuesta más.
Dice el médico que la situación es un poco delicada porque "tenemos varios problemas". En realidad los tengo yo más que él pero, en fin, se agradece la solidaridad. El médico, cuya capacidad de exposición y síntesis me pareció notable desde el primer día, dispone los problemas en estratos, esa es la expresión utilizada, estratos. Dice el médico que concretar el paisaje es importante para situarnos.
La estación de tren de Zaragoza se llama "Delicias" pero de eso no tiene nada. En realidad es un lugar de lo más inhóspito. Hoy lo era especialmente. No sé si por el incremento (notable) de pasajeros por las vacaciones, o porque el ministro ha salido en la tele diciendo que esperaban un atentado para ayer u hoy, o quizá porque la estación es la punta del iceberg del complejo entramado de obras de la próxima Expo y está todo patas arriba y como con prisa. O tal vez por las tres cosas juntas, no lo sé, pero el ambiente en cuanto a la seguridad se refiere era de lo más tenso y se contagiaba.
La gente tiende a ocultar sus sentimientos. En los blogs eso tiene graves repercursiones porque resultan aburridísimos en grado letal. Hay quien disimula y, a cambio, hace cosas creativas y entonces la cosa no resulta aburrida, puede que resulte hasta estimulante. Otras veces los sentimientos van entre líneas, o como diciendo, o en posts que son todos ellos una metáfora y eso aún vuelve a estos blogs más interesantes que los de antes. Es probable que incluso haya gente tan acostumbrada a ocultar sus sentimientos que ni se lo plantee a la hora de escribir su propio blog personal. Nadie está obligado a mostrar sus sentimientos pero, por Dios, al menos que sean amenos.
De nuevo, nada que declarar.